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Ucrania y el Whistleblower

Lea la opinión del licenciado Alejandro Figueroa

Donald Trump, Melania Trump President Donald Trump gestures towards members on the media on the South Lawn of the White House in Washington, Thursday, Sept. 26, 2019, after returning from United Nations General Assembly. (AP Photo/Pablo Martinez Monsivais) (Pablo Martinez Monsivais/AP)

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Dados los reclamos estridentes del presidente Trump para que se revele el nombre del whistleblower del escándalo de Ucrania, él o ella probablemente no permanecerá en el anonimato para siempre. ¿Y entonces qué?

Es probable que el denunciante tenga dificultades profesionales, ya que las protecciones existentes para los denunciantes son completamente inadecuadas. No existe protección constitucional y las garantías legales no son confiables.

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El Congreso hizo un intento de ayudar a proteger a los empleados del Gobierno que denuncian irregularidades cuando promulgó la Ley de Protección de Denunciantes de 1989, y los legisladores han enmendado la ley desde entonces en aras de robustecer las protecciones. Según la ley original, un empleado federal puede informar “una violación de la ley, norma o regulación”, “mala administración grave”, “pérdida de fondos públicos”, “abuso de autoridad” o “peligro sustancial y específico para salud pública o seguridad ” gozando, al menos en teoría, de una protección legal contra el despido u otras formas de represalias.

Pero la ley es profundamente defectuosa. Por un lado, si bien la Office of the Special Counsel debe investigar las reclamaciones de los denunciantes, también debe remitir las quejas “creíbles” a la agencia donde trabaja el empleado, la misma agencia donde se originó el problema. Y aunque la ley incluye un proceso legal para compensar en caso de que sufrieran represalias, no establece protecciones significativas para evitar que esa represalia ocurra en primer lugar.

Incluso en los casos que, claramente, caen bajo una ley estatal o federal de protección de denunciantes, abundan las historias de empleados del Gobierno que sufren represalias.

En este caso, las llamadas para castigar al denunciante provienen directamente del primer mandatario, quien es, a su vez, el principal implicado en la denuncia.

Ante esos comentarios, definitivamente debemos estar preocupados. Para hacer que el Gobierno rinda cuentas a través de las elecciones, los votantes necesitan información, y a veces, la única forma es a través de los empleados públicos que se presentan para revelar la malversación que el Gobierno está tratando de ocultar. Se necesitó una gran valentía para que el denunciante del escándalo de Ucrania se presentara. Él o ella, así como los que en un futuro tengan la valentía de hacerlo, merecen algo mejor de lo que provee el sistema actual.

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