Los periodistas estamos de acuerdo con que se necesitan más proyectos de investigación que sean respaldados por las grandes empresas de comunicaciones. Digo ello porque en la actualidad, debido a la crisis económica que ha golpeado fuertemente a los medios de comunicación, se ha privado a la mayoría de los periodistas investigadores de dedicar las horas que se supone que necesitan para investigar y descubrir verdades.
La conferencia de prensa tradicional y la entrevista diaria, por acontecimientos policiales que surgen, consumen el día a día, y por más propuestas que sometan los periodistas y los productores, son pocas las seleccionadas. Eso de sacar a un grupo a trabajar una historia por más de una semana quedó en el olvido. Incluso, le dicen al periodista que con trabajar la historia dos o tres días es suficiente para lograr la investigación. El resultado es una pieza periodística sin profundidad. Por eso han proliferado plataformas digitales con un contenido loable, digno verdaderamente del reconocimiento por parte de periodistas independientes y productores que comandan las grandes historias que requieren meses de grabación y edición.
PUBLICIDAD
Ante la demanda por la imagen espectacular, casas productoras han hecho de su idea un nicho exitoso de periodistas, quienes, frustrados, han llevado sus ideas. Así, han surgido magníficos proyectos en plataformas como Netflix o, sencillamente, documentales en otras plataformas, con todos los componentes que hacen una historia periodística equilibrada. En ocasiones, pienso que si le hubiesen dado el tiempo a diversos periodistas para cultivar las fuentes de información, corroborar datos y colaborar en el descubrimiento del infame chat, también habrían podido descubrir verdades y publicarlo. Todos conocen los entuertos, pero pocos pueden acceder a fuentes confiables, tener el tiempo para investigar y publicar la verdad. Destacamos la excelencia del grupo de compañeros del Centro de Periodismo Investigativo, que hurgó en la herida hasta obtener información corroborada y pudo publicar el chat del grupete de amigos para que el pueblo pudiera tomar una decisión sobre su gobernante. Por eso, insisto en que en dos o tres días no se puede hacer una investigación seria ni mucho menos llamarla investigación. En la última década, el periodismo en Puerto Rico ha estado dedicado a cubrir las asignaciones diarias y atender los asuntos cotidianos para poder vender. Ha sido el periodismo independiente y grupos periodísticos sin dinero ni fama los que han sacado la cara por el periodismo investigativo. Es importante decirlo para provocar esta discusión y reflexionar sobre su importancia. La opinión de la audiencia reclamando nichos de información es importante escucharla. Y, de igual manera, es indispensable reclamar al Gobierno los documentos oficiales que usted tiene derecho a leer y contrastar. La organización Espacios Abiertos ha abierto la puerta de los reclamos y luchas. Nuevamente está ante el Tribunal —en esta ocasión el Supremo— para que se divulgue el informe sobre los acuerdos de reducción de impuesto que la administración gubernamental preparó y entregó a la Junta de Supervisión Fiscal. Si la decisión favorece a Espacios Abiertos, también todos los periodistas y ciudadanos podrán acceder al documento.
Esa información es necesaria conocerla al centavo porque tiene que ver con el presupuesto y la carencia de servicios. El organismo considera que la información es pública, tal como lo ha sostenido desde que este caso se vio en el Tribunal de Apelaciones. Es decir, que los periodistas y el pueblo de Puerto Rico tiene el derecho a revisar esos documentos públicos. No permitir el estudio de los documentos es negar el acceso a la información.
Aquí, nuevamente, el Gobierno está colocando la Constitución en suspenso. Qué difícil se le hace entender al Gobierno que los documentos públicos se tienen que entregar y que todo el mundo puede leerlos. ¿Qué ocultan?