La muerte de un bebé de apenas tres meses dentro de un vehículo en Juncos nos desgarró el corazón a todos la semana pasada. El papá olvidó dejarlo en el cuido y no fue hasta el mediodía en su trabajo que se percató de ello. “¿Cómo es posible olvidar a un hijo dentro del carro?”, se preguntan muchos. Pues resulta que ocurre más de lo que podemos imaginar.
En lo que va del año, han muerto en Estados Unidos cuarenta menores dentro de vehículos como resultado de heatstroke o asfixia por calor. Y el dato lo recibí de una madre que perdió a su pequeña en esas mismas circunstancias en 2017. No puedo ni imaginar cuántas veces Karen Osorio ha revivido mentalmente esa mañana de agosto en la cual llegó a su trabajo en Ohio con su hija Sofía, de un año y medio, todavía en el carro. Se supone que la dejaría en el cuido, como todos los días, pero ese en particular, algo en su mente falló.
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¿Cómo se levanta una madre, una familia, de un golpe así? Karen me cuenta que lo primero que la hizo ver la luz fue escuchar las palabras de un padre que había pasado por lo mismo. El hombre fue a verla a los pocos días de la tragedia. “Tú no olvidaste a tu bebé,” le dijo. “Tu cerebro tuvo una falla, como la tiene cualquier otro órgano en el cuerpo, y creyó que había completado una tarea que no completó. Uno nunca olvida a sus hijos.” Para Karen ese fue el primer paso en un proceso de sanación, que nunca terminará.
El segundo fue encontrar un propósito de vida. Así nació Sofia Foundation for Children’s Safety, organización fundada por Karen y su esposo para ayudar a prevenir este tipo de muerte en niños. La fundación ya ha creado importantes enlaces, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico. Los invito a visitar su página www.bagintheback.org. A cualquiera le puede pasar. Si queremos prevenir y aportar a la sanación de estas familias, necesitamos más acción y menos juicio.