Las noticias más importantes y trascendentales de esta semana no tienen nada que ver con la transición gubernamental de la que hemos sido testigos en las pasadas semanas. Con este Gobierno, viviremos apenas unos 16 meses. Con los efectos del cambio climático tendremos que vivir no solo por algunos años, sino, con toda probabilidad, por el resto de nuestras vidas. Es por ello que preocupa la falta de acción y visión en torno al desastre ambiental y humano que comenzamos a ver en nuestras costas.
La conversación en torno a este tema durante la pasada semana se inicia por la erosión playera en la exclusiva zona capitalina de Ocean Park. No es menos cierto, sin embargo, que en muchos barrios marginados de San Juan, la gente ha estado viviendo con los efectos del cambio climático o de la negligencia pública en la planificación urbana por décadas. En las comunidades que bordean el Caño Martín Peña, inundaciones frecuentes no solo alteran la paz de sus residentes y causan daños a la propiedad, sino que afectan la salud de la gente.
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La respuesta del Gobierno, estatal y municipal, tiene que ser equitativa y justa. A menudo, oímos a algunos hablar del “problema” de la comunidades del Caño, mientras que el lenguaje respecto a las urbanizaciones o los condominios playeros es otro. No podemos priorizar unos hogares y otros no, ni apresurarnos a soluciones costosas y potencialmente fútiles por presiones de sectores poderosos.
¿Podemos detener el cambio climático? La realidad es que no. Por mucho que reduzcamos nuestro impacto ambiental en Puerto Rico, nuestra aportación a nivel global será mínima. Como buenos ciudadanos de este planeta debemos hacer nuestra parte, pero para asegurar la supervivencia de nuestra sociedad en este pequeño terruño, nos toca adaptarnos a una nueva realidad.
Eso requiere detener las construcciones en las costas y comenzar a retirar hogares e infraestructura crítica del litoral. Requerirá invertir en proyectos que protejan ciertas zonas, no por el poderío político o económico de sus residentes, sino por su valor para la economía de todos los sanjuaneros y puertorriqueños. Y requerirá de líderes que nos hablen con la verdad y que se comprometan a llegar a consensos difíciles para tomar acción urgente.