En esta Semana de la Prensa es necesario que reflexionemos sobre nuestro desempeño como periodistas, sobre todo en estos últimos meses. Los receptores han podido percibir cuán arduo y peligroso es el trabajo periodístico en la calle y también cuán importante es el periodismo de investigación. Gracias al trabajo inmaculado de periodistas del Centro de Periodismo Investigativo, el país pudo enterarse del contenido del chat de Telegram del gobernador Ricardo Rosselló y su grupete de amigos.
El contenido de ese chat, creado claramente para discutir y decidir asuntos de política pública, fue debidamente contrastado y rigurosamente investigado antes de publicarse. Las consecuencias eran de esperarse, pues fue la gota que colmó la copa de la indignación del constituyente hastiado de la política sucia, corrupta y discriminatoria. Son cientos de preguntas las que se pueden hacer a partir del contenido del chat publicado. Pocos han podido inquirir en lo que realmente es importante para los electores. Las conferencias de prensa fueron infames y dejaron un mal sabor de boca pues no se hicieron las preguntas importantes y mucho menos pudieron ser incisivos. La constante manipulación del tiempo, mal distribuido, en las conferencias de prensa le hace daño al periodismo, pues impide profundizar. Para colmo de males, se reveló el supuesto pago a comunicadores para colocar preguntas en favor del gobierno de turno. De ser cierto, deshonran la profesión y nunca deberían hacerse pasar por periodistas.
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Aquí la rigurosidad del ente que desempolva identificaciones de prensa a personas que ni siquiera han estudiado la profesión también debería pasar por revisión, y ello incluye las tablillas de vehículos de motor con la inscripción de prensa. Ser periodistas no es simplemente una identificación; requiere ética, honestidad, valentía, compromiso y seriedad.
Me parece que de los errores en la conferencia de prensa del gobernante donde no se escucharon las preguntas pertinentes aprendieron muchos. A mi juicio, los periodistas deben reflexionar más sobre la rigurosidad en sus entrevistas y publicación de asuntos gubernamentales. No deben conformarse con un documento simple que no ofrece información. Exigir la entrega de documentos públicos es un deber ciudadano porque todo el mundo tiene derecho a conocer la verdad. Hace falta ser más incisivos y ello requiere conocimiento. Me refiero a revisar las reglamentaciones, leer los proyectos legislativos, intercambiar conocimiento con expertos, contrastar contenidos, buscar el porqué, buscar otros entrevistados, pues ya estamos aburridos de escuchar y ver a los mismos. Hace falta cultivar más fuentes de información veraces y preocuparse por aprender, pues un periodista nunca deja de educarse. Recordar que, para los temas delicados, especializados y de corrupción, se necesita conocimiento, y si usted no entiende algo debe preguntar para poder lograr la precisión. La duda suya podría ser la misma del receptor.
También hace falta desplegar mayor profesionalismo, y ello incluye las relaciones “amistosas” con personajes que luego resulta que están bajo investigación. Un asunto es saludar cordialmente y otro darles un beso en la mejilla como si fuera familiar o mejor amigo. Ese comportamiento es antiético. El periodismo es indispensable para la democracia y se ha probado a través del tiempo su necesidad cada vez que el pueblo enfrenta con gallardía una crisis.
No podemos permitir que se violen nuestros derechos para informar la verdad. Un periodismo vertical, que evite la manipulación de sectores políticos, garantiza la libertad de prensa. Considero que la crisis política en Puerto Rico acercó al pueblo a la prensa y le permitió entender que los periodistas serios y verticales quieren el bien común del pueblo. La crisis política desató verdades que por mucho tiempo algunos sectores de la prensa mencionaban pero no pasaban de allí. Con lo sucedido, la prensa obtuvo mayor credibilidad, que es el pilar que sostiene su deber. Compañeros, celebremos, pero por favor, reflexionemos para poder ser mejores cada día.