Los periodistas no somos enemigos del pueblo. Es ilógico que a estas alturas y en la coyuntura que estamos viviendo los puertorriqueños no se entienda que un país necesita la prensa para garantizar la democracia. Los periodistas que estamos viviendo y trabajando incansablemente para llevarle la información de lo que está ocurriendo no somos enemigos de nadie y mucho menos les hacemos las relaciones profesionales a los políticos.
Tampoco somos enemigos de la Policía. Si tenemos las pruebas de que algo está incorrecto, que es injusto y que le están robando el dinero de su bolsillo hay que decirlo. Necesitamos que el pueblo entienda que los verdaderos periodistas defienden a los oprimidos, buscan la justicia con información equilibrada, verdadera y contrastada, pero sobre todo, hacen las preguntas correctas.
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En la universidad, los que también somos profesores, formamos periodistas con valor, sin miedo a preguntar, enseñamos a contrastar y no hacer conjeturas, enseñamos a ser incisivos, a investigar e identificar las injusticias, rebatimos preguntas y, cuando están las pruebas, no hay miedo para decirle al entrevistado “eso no es verdad y usted sabe que miente”. Con la verdad, la prueba y el respeto vamos de frente. Nosotros liberamos nuestras tensiones estudiando, leyendo y buscando documentos. Nunca aceptamos prebendas ni regalos a cambio de información. El llamado periodista que lo haga, y ello incluye hasta una comida, no son periodistas y cometen payola si es en radio y pluyola si es en televisión.
El periodista que se respeta a sí mismo no deja que los políticos lo humillen y mucho menos controlen las preguntas que se le tienen que hacer. Fue infame la conferencia de prensa que ofreció el gobernador para, supuestamente, disculparse. No se hicieron las preguntas pertinentes y el pueblo no escuchó contestaciones coherentes. Para poder hacer preguntas, había que leer la acusación federal y entender los delitos imputados. Había que conocer de antemano cuáles podrían ser los delitos incurridos por el gobernante luego de sus aberrantes contestaciones en el chat de gestiones gubernamentales. Se debía rebuscar y tuvieron el tiempo para hacerlo. No es que eran jóvenes y prepas en la conferencia, es que no se prepararon y, para colmo, se permitió que personas que no son periodistas se hagan pasar por tales. Recordé los tiempos cuando los políticos se quedaban en silencio al no poder contestar la pregunta inteligente que se les formulaba o cuando nos íbamos de la conferencia por dignidad luego de esperar por tres horas al gobernante. Gente, hay que prepararse. Se está perdiendo el enfoque de lo que realmente es importante.
El pueblo necesita información, conocer la verdad y saber cuáles son las ejecutorias gubernamentales. La labor de la prensa es fundamental para que ello llegue al pueblo. Lo que está ocurriendo en el país no es un chiste ni un chisme. Cada vez que un funcionario gubernamental evita que se le hagan las preguntas pertinentes se está coartando el derecho a la información y violentando la libertad de prensa. Aquí se están olvidando los esquemas de corrupción diseñados y discutidos en el chat. Esto es sumamente serio porque es una conducta ilegal. Se nos está olvidando los que enfrentarán la justicia federal por robar dinero federal, por desviar fondos, por robarles una vez más el dinero a los niños que tienen derecho a una educación pública. Como periodista, me consterna que todavía exista gente que no entienda eso.
Lo ocurrido en las protestas en la ciudad murada es producto precisamente del cansancio y la indignación del pueblo. Es necesario que el pueblo relea el chat del grupete de machos. Su contenido dice mucho. Permítame recordarle que usted accedió al chat gracias a una investigación periodística de valerosos comunicadores que se dedican en cuerpo y alma a investigar documentos sin importar que los mancillen, les den golpes o les echen gas pimienta, pues son gajes del oficio. Históricamente, los pueblos han enfrentado a sus Gobiernos por las injusticias a las que han sido sometidos y la corrupción desmedida. Eso es lo que está ocurriendo y tenemos que ser valientes.