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Los adultos en el cuarto

Lea la opinión de Alex Delgado

Así luce la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) en la isla gracias al propio Gobierno, por las actuaciones de nuestros políticos. Aclaro que ese concepto de “Los adultos en el cuarto” no es mío. Más bien fue una fantástica analogía que escuché de los analistas José Sánchez Acosta y José Báez en Noti Uno 630.

De inmediato, vino a mi mente una imagen de un cuarto, tipo playground, en una guardería, repleto de niños, y unos adultos tratando de que no se salgan del “corral”. Creo que hay muchas incidencias que son idénticas a esa analogía, siendo la JSF los adultos, y nuestros políticos, los niños. Con la diferencia de que esos niños tienen billones de dólares en sus manos, que son del pueblo de Puerto Rico, por lo que no les importa mucho derrocharlos.

Primero, el trapo de gallo de bronce en el Capitolio. $36,000.00 de malgasto en esa estatua, que fue anunciada la misma semana que una paramédica denunciaba que una mujer murió porque la ambulancia llegó tarde y sin equipos para salvar vidas.

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Esta semana nos obsequian, desde la Cámara de Representantes, con dos bellas noticias: Lourdes Ramos reclamando $5,000.00 mensuales de pensión a un sistema de retiro que ella reconoce que está insolvente, y María Milagros Charbonier otorgando un contrato de $125.00 por hora, para un tope de $20,000.00 en solo mes y medio, a un exempleado suyo llamado Jonathan Alemán,  quién “casualmente” es el presidente del Partido Nuevo Progresista (PNP) en Loíza y, casi seguro, candidato a alcalde de este pueblo. Loiceños, tomen nota de lo que les pueden estar enviando desde la Legislatura para la alcaldía. ¿Tienen dinero para lo que parecen ser altas pretensiones? Si así empiezan en la Legislatura… no quiero imaginar si lo hicieran alcalde.

El caso de Charbonier es el más obsceno. Tuve la oportunidad de entrevistarla sobre esa contratación, revelada al país en Metro, y fue decepcionante su falta de transparencia y honestidad con el pueblo de Puerto Rico, aún más con los electores que le brindaron su confianza. Para poder establecer el impacto al bolsillo del pueblo —porque si fuera dinero de Charbonier, seguramente no lo hacía—, le pregunté a la legisladora cuánto cobraba Alemán como director de comisión. “Yo no te puedo decir eso porque él es un empleado privado…No es información pública”, respondió.

No me queda otra que pensar que la representante Charbonier faltaba al mandamiento “No mentirás”, porque ella tiene alrededor de 55 años, fue a la universidad, es abogada y se supone que elabore leyes, por lo que debería conocerlas.

Primero, decir que su puesto como director de comisión lo coloca como “empleado privado” es el primer embuste. Luego, decir que el salario de un empleado público es información confidencial, que no se puede divulgar, es un disparate de grandes proporciones, y como ella es adulta, abogada y legisladora, no es por falta de “cacumen”, por lo que concluyo que no dice la verdad, sabiéndolo. Para que usted vea, la política, en ocasiones, puede tener poderes superiores a los mandamientos del Señor.

No he encontrado un legislador del Partido Nuevo Progresista que me diga que, en efecto, el salario de un empleado público es materia confidencial y que se le debe ocultar al pueblo que lo paga.

Puerto Rico y su futuro financiero se juegan la vida, mientras, muchos de nuestros políticos se mantienen en perretas, chiquilladas y derroches de pensiones, gallos y contratos de $125 la hora, como si aquí nada estuviera pasando. Se sienten como si estuviéramos en la bonanza de la década del noventa mientras miles y miles en el pueblo sienten el sufrimiento como si estuvieran en la Gran Depresión de 1930.

Los niños no tienen voluntad para hacer ajustes y eliminar derroches. Por lo tanto, la Junta de Supervisión Fiscal luce como el adulto en la guardería. Situaciones como la pensión de Ramos, el contrato de Charbonier y los $36,000.00 del trapo de gallo intentan ser cubiertos con discursos de que la Junta es la mala. Cuando a un tecato se le trata de poner control para sacarlo del vicio, ese tecato maldice y resiste a los familiares, a los médicos que tratan de sacarlo de ese maldito vicio. Por eso, si usted escucha a un político maldecir a la Junta, recuerde que le están tratando de controlar el vicio del malgasto.

Si su pensión está amenazada, es porque ellos usaron su dinero para malgastarlo en casos similares a las pensiones de Lourdes, los contratos de Charbonier y los gallos del Senado por décadas. Y la Junta es la mala, tratan de venderle al pueblo.

No es que el 100 % de las acciones de la JSF estén bien y el 100 % de las del Gobierno local estén mal, pero entre la Junta y nuestros políticos, yo confío más en la que quiere poner orden que en los que quieren seguir botando tu dinero. Los mismos políticos, con los ejemplos puestos en esta columna, son los que me han llevado a convencerme.

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