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Lea la columna de opinión de Mariliana Torres

Mariliana Torres

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Ante el cambio climático, desastres naturales, crisis alimentaria, falta de respeto a la tierra, demanda imparable de energía y de recursos vitales como el agua, se necesitan más trabajos investigativos periodísticos sobre la importancia del ecosistema en la supervivencia de las especies.

Desde que somos pequeños nos recalcan la preservación de los recursos naturales y no es hasta que tenemos el problema de frente durante la adultez que reflexionamos sobre lo aprendido. Necesitamos más periodistas que decidan convertirse en periodistas científicos o especializados en el ambiente para informar y defender nuestro planeta Tierra. Se supone que un periodista no tome parte de la denuncia que informa, para poder entregar un trabajo equilibrado, pero considero que un periodista que no ame y respete la naturaleza no puede ser un investigador ambiental por excelencia.

¿Quién está en contra de vivir en un ambiente limpio, equilibrado, con recursos naturales envidiables y la preservación de especies? Todo parece indicar que para 2025 el planeta Tierra estará ante una política ambiental cuestionable que colocará los recursos naturales en peligro. Como no tenemos otro planeta para trasladarnos a vivir, en lo que se trata de solucionar los problemas, entonces se tienen que tomar medidas ahora. La Organización Meteorológica lo ha sostenido, y a través de las cumbres celebradas se ha pronunciado a favor de recabar el apoyo internacional,  con la excepción de Estados Unidos, que, como recordarán, el flamante presidente Donald Trump decidió retirarse del Tratado ambiental firmado en París. Los periodistas no pueden olvidar la cobertura ambiental. La verdad es que, en las mesas de información de los medios de comunicación, estas noticias son relegadas a un segundo plano cuando en realidad deberían ser colocadas en el primero. Nada más pensamos en la devastación del huracán María y se nos ponen los pelos de punta. En cuestión de semanas volveremos a escuchar a nuestros meteorólogos y científicos. No se molesten. Qué bueno que existen, pues así nos recalcan la importancia de estar preparados a tiempo. Tras María, de seguro tomarán en serio sus consejos. ¿Por qué hay que esperar que ocurran los desastres para concienciar? Precisamente, para llamar la atención sobre los cambios climáticos e investigar qué están haciendo los Gobiernos para asegurar la calidad de vida, y qué secretamente hacen sectores privados en contra de la seguridad ambiental y alimentaria, es pertinente el arrojo periodístico ambiental. Fíjese cómo una noticia de ocupación playera en el balneario de Carolina, que ocasionó tantos enfrentamientos verbales y físicos por 15 años, esta semana produjo una buena noticia para todos aquellos que defienden que las playas son del pueblo. La perseverancia de un grupo de personas que decidió dejar sus hogares para pernoctar por años en las cuerdas de terreno de Isla Verde con amenaza de expropiación para fines privados prevaleció. Por años, los periodistas visitaban la zona cuando había enfrentamientos. Hay que aceptar que cayeron en el olvido debido a la prevalencia de otros temas absurdos. Por eso son importantes las noticias de seguimiento, a pesar de la dificultad del desempeño de ese trabajo en estos tiempos en los que un tuit sin sentido de Trump es más relevante. Cuando pasó el huracán María, el grupo defensor regresó a la zona a defender las cuerdas de playa y hoy bailan la danza del triunfo bajo la ceiba que sembró el cantautor Tony Croatto. Una lucha constante igual que la que el pueblo llevó a cabo en Vieques y que todavía libra contra las maniobras militares. Nadie sabe lo que se sufre cuando en tú paraíso atentan contra la vida y la paz.

En ocasiones, leo en las redes: “Yo vivo donde tú vacacionas”. A veces, no reflexionamos dónde, afortunadamente, residimos. El hecho de que se garanticen casi cinco cuerdas adicionales de playa al balneario de Carolina es una victoria para el pueblo de Puerto Rico, que ama su entorno. Quizá, en los próximos días, el campamento será desmantelado, y el grupo Amigos del Mar, entre los que se encuentra el amigo Erizo, regresen a sus casas. Pero, ojo!, que Erizo, como vigilante y protector de los nidos de las tortugas, continuará su vigilancia tal como la inició hace 15 años.

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