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Notre Dame resiste

Lea la opinión de la periodista Mariliana Torres

Incendio de grandes proporciones en la catedral de Notre Dame

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París no es París sin la catedral de Notre Dame. Más allá de la histeria descontrolada y ridícula que desatan las fotografías posadas en la Torre Eiffel se destaca uno de los monumentos patrimonio de la humanidad y joya arquitectónica del siglo XI. Un lugar mágico que se impone a una de las orillas del río Sena y que desde allí parece comandar la bella ciudad. Todo aquel que estudió Historia y comprende el valor de la edificación, independientemente de la religión que profese, siente el desconsuelo que  embarga el corazón parisino.

Los medios de comunicación destacaron las imágenes espectaculares de la catedral mientras era consumida por el fuego. Desde el punto de vista mediático, las imágenes en directo de la emergencia se consideran espléndidas, pues capturan las audiencias de manera inmediata. Sin embargo, hay que destacar el apoderamiento de las redes sociales como herramienta esencial de transmisión de eventos. Como hay puertorriqueños en todo el mundo, rápidamente algunos conocidos, de turismo en París, y otras residentes transmitieron inmaculadamente el acontecimiento. La periodista puertorriqueña Melissa Correa acababa de salir de la catedral cuando comenzó el fuego y pudo contar lo que vio. Observar, escuchar, relatar y transmitir “en directo” son herramientas esenciales para transmitir emoción y constatar acontecimientos periodísticos. Se dice que a los periodistas nos persiguen las noticias. Si uno se queda sentado en un escritorio no puede contar con exactitud qué y cómo ocurrió. Por eso, el valor del periodismo de a pie no tiene comparación con otra técnica. Los periodistas debemos siempre procurar escribir positivamente o encontrar un dato positivo en medio de la tragedia. Todos los titulares en periódicos internacionales destacaban la devastación, la historia y el significado, así como la resistencia de la edificación a no colapsar. Ello es importante porque a la audiencia siempre hay que entregarle la información verdadera, justa y positiva. Notre Dame resiste: otorga esperanza en medio de la tragedia y hace mejor el periodismo. También la filantropía de los magnates franceses al donar millones para la restauración minimiza la torpeza del presidente de Estados Unidos Donald Trump cuando se le pidió una reacción sobre la tragedia francesa. Llano y vacío criticó la forma en que los bomberos estaban apagando el fuego. Por eso publiqué en las redes el porqué los bomberos parisinos actuaron tan delicados, con cuidado extremo, procurando no afectar las obras y el monumento en piedra con riesgo al colapso. Ahora podemos decir que lo lograron y, por eso, la estructura gótica podrá ser restaurada y preservada.

Dos periodistas españoles se mofaron del fuego en Notre Dame e, irónicamente, publicaron en las redes que “ojalá se hubiera quemado la Almudena”. Se refieren a la catedral madrileña inaugurada en 1993 y donde se casaron los ahora reyes Felipe y Letizia. La enorme estructura ha sido criticada seriamente desde su construcción modernista. El hecho es que, así como las redes sociales pueden ser muy beneficiosas para la profesión en divulgación de acontecimientos, pueden convertirse en un arma mortal en términos de pérdida de credibilidad por comentarios desafortunados. Aunque es la opinión de ellos, no dejan de ser imprudentes e insensibles. Desde el advenimiento de las redes sociales, las audiencias interactúan más en los contenidos, por lo cual el acceder a esta información podría tergiversar la función del periodismo responsable. La dimensión ética del periodismo deja ver su rostro en esa actuación desmesurada y contraria a los pilares que conforman el periodismo. Las redes sociales son como un caldero caliente de información, que si no la cocinas bien, te quema. A pesar del perdón de los periodistas implicados, indudablemente se afectó su credibilidad, se convirtieron en comidilla de la audiencia y serán recordados en las redes sociales por sus excesos. El carácter impulsivo de publicar mensajes puede causar errores graves. Es importante discernir entre los temas que le interesan al público con valor informativo y los que son banales. Aunque estoy afligida por lo ocurrido en Notre Dame, mejor me quedo con su elegancia gótica y atenta al desarrollo de esta noticia que golpea a los amantes del arte y la cultura.

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