La Cámara de Representantes recientemente aprobó de manera unánime un proyecto que le proveerá un mejor debido proceso de ley y mayor justicia a los miles de puertorriqueños que desfilan ante los tribunales para enfrentar acusaciones criminales.
El proyecto para enmendar la Regla 6 de Procedimiento Criminal ahora está en el Senado, donde es atendido por el senador Henry Neumann en la Comisión de Seguridad Pública. Es muy probable que la medida reciba el visto bueno senatorial, y ojalá que también sea de forma unánime. Neumann ha dicho que, en principio, favorece los derechos civiles de los ciudadanos.
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Estas son buenas noticias.
Cada vez que un ciudadano es imputado por actuar criminalmente—sea porque le fabricaron un caso, como dijo la secretaria de Justicia que le pasó a ella, porque hubo un malentendido o porque, en efecto, sucedió un crimen— el primer paso del tortuoso proceso es la llamada Regla 6 de Procedimiento Criminal.
En la vista de Regla 6, un juez municipal o superior determina si existe causa para arresto (si es delito grave) o si hay causa para juicio (si es menos grave). Solo se requiere la famosa scintilla de evidencia, lo cual queda inalterado con este proyecto.
Actualmente, la Regla 6 es un playground para los fiscales. Muchas veces, lo único que tienen que hacer es presentarle un chorro de papeles a la jueza, sin mostrárselos al imputado ni a su defensa, y eso suele ser suficiente, a base de la mínima scintilla de evidencia requerida, para que haya causa para arresto.
De hecho, en el proceso contra la secretaria Wanda Vázquez, el ministerio público, representado por el Fiscal Especial Independiente, lo que intentó fue precisamente eso: por medio de 14 declaraciones juradas someterla a un proceso criminal, sin tan siquiera mostrarle los documentos a su defensa.
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La secretaria y hasta el gobernador Ricardo Rosselló se expresaron indignados. Y tenían razón en sentirse así porque se trata de una práctica inherentemente injusta. Te acusan y no te dicen quién te acusa ni qué dicen los acusadores. ¿Cómo uno se defiende contra fantasmas?
No tenemos que regodearnos en la hipocresía de que la secretaria Vázquez, durante su larguísima trayectoria como fiscal, ha procesado a decenas de miles de personas usando exactamente esa misma práctica que, aplicada a ella, se convirtió en reprochable. Tampoco debemos estancarnos en que, culminado el caso contra Vázquez, el Departamento de Justicia continúa procesando a los imputados durante la Regla 6 utilizando solo declaraciones juradas.
La secretaria Vázquez podría emitir una orden a sus fiscales señalando que no se debe procesar a nadie en Regla 6 utilizando solo declaraciones juradas, como se hizo contra ella. Pero Wanda Vázquez jamás va a emitir esa directriz.
Por eso, es necesario que esa deficiencia en la manera en que se imparte justicia diariamente en nuestros tribunales sea corregida por la vía legislativa.
EL proyecto cameral para corregir las deficiencias y lagunas de la Regla 6 dispone que, antes de la vista, el imputado tendrá derecho a todas las declaraciones juradas que se presentarán en su contra, de modo que pueda reaccionar y preparar una defensa adecuada. Si el Departamento de Justicia presenta evidencia testifical —un ser humano de carne y hueso que habla y dice qué sucedió—, entonces se le proveerá al imputado con las declaraciones juradas de ese testigo luego de que testifique, para que pueda ser impugnado con inconsistencias u omisiones, como sucede en otras etapas del proceso.
En la Cámara, los autores de la ley que corrige la Regla 6 son de los tres partidos: los representantes Quiquito Meléndez y Georgie Navarro, Luis Vega Ramos y Dennis Marquez. La representante María Milagros Charbonier, como presidenta de la Comisión de lo Jurídico, armonizó varios de los proyectos, rindió un informe positivo, y el presidente cameral, Carlos “Johnny” Méndez, le dio paso en el hemiciclo.
Tome nota el gobernador de este tracto procesal — y de la unanimidad en la votación— si él o su secretaria de Justicia olvidan su anterior indignación y surge una inclinación por el veto.