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Reingeniería presupuestaria en el DE con objetivos claros

Un breve análisis de la situación actual de nuestro sistema educativo deja claro que las condiciones actuales representan un síntoma de los problemas presupuestarios que llevan arrastrándose por décadas

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Esta semana, la secretaria del Departamento de Educación Julia Keleher anunció un plan comprensivo que busca transformar la agencia. Los cambios inciden en todos los aspectos administrativos y lectivos, incluidos, entre otros, convertir una porción de los empleados irregulares denominados como T1 en permanentes, aumentos salariales, un nuevo sistema de evaluación, requerir educación continua para el personal docente y cambiar el horario de trabajo de los maestros.

Cada una de estas iniciativas depende en gran parte de que la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) le apruebe un presupuesto para el próximo año fiscal con un aumento de $1,200 millones en fondos estatales. Actualmente, Educación recibe unos $1,500 millones del Fondo General, asignación que Keleher solicita que se aumente a $2,700 millones. De la mano de dicha solicitud, se ha propuesto un cambio radical en el diseño y manejo gire primordialmente en torno al estudiante y sus necesidades.

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Un breve análisis de la situación actual de nuestro sistema educativo deja claro que las condiciones actuales representan un síntoma de los problemas presupuestarios que llevan arrastrándose por décadas. A saber, el presupuesto no se asigna a base de metas estratégicas ni de estándares operacionales, y no hay visibilidad de la asignación y el uso de fondos.

La asignación presupuestaria para el año fiscal 2018-2019 fue de unos $2.4 Billones compuestos de $1.5 billones en fondos estatales y $900 millones en fondos federales. De acuerdo con el análisis de la agencia, esta deficiencia presupuestaria se refleja mayormente en el precario estado de las instalaciones escolares y en la cantidad y calidad de los servicios que se prestan al estudiantado. Son numerosos los servicios básicos que a lo largo de los años no se han podido atender de manera adecuada, lo que redunda en problemas como libros anticuados, falta de tecnología para instruir, guías curriculares estandarizadas que no se alinean con las necesidades de los docentes, desarrollo profesional limitado, falta de planificación en el mantenimiento y mejoramiento de la planta física, etc.

Con el formato presupuestario corriente, no se pueden contestar preguntas tan básicas como: ¿cuánto dinero se está gastando en las escuelas por región?, ¿cuánto de la nómina se usa en escuelas regulares?, ¿cuánto estamos invirtiendo en el ofrecimiento de servicios básicos? y ¿cuánto estamos invirtiendo en iniciativas estratégicas? Con la nueva metodología presupuestaria propuesta por Keleher, se propone mirar el presupuesto como una herramienta de medición de rendimiento, de forma que la asignación de fondos lleve consigo un ejercicio en el que:

• se tenga que justificar la necesidad de la totalidad de los fondos;

• se garantice el servicio mínimo y se evidencie las inversiones estratégicas;

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• se mida la efectividad y el rendimiento de la inversión.

Estos pasos contundentes van en la dirección correcta. A fin de cuentas, la educación es el alma de un pueblo, es la semilla que sembramos en nuestros niños con la esperanza de que germine en hombres y mujeres de bien, es la inversión más importante y que mayores frutos rinde para nuestra isla.

Esperamos que los argumentos esbozados por la secretaria en este ejercicio presupuestario sean acogidos por los miembros de la Junta de Supervisión Fiscal para que nuestro Departamento de Educación pueda brindar más y mejores oportunidades, tanto a nuestros estudiantes del sistema público como a los miles de puertorriqueños que día a día se esfuerzan por brindarles una mejor educación a nuestros niños.

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