La decisión ayer del senador Miguel Romero de apoyar al gobernador en su veto al proyecto que regula la práctica del aborto en Puerto Rico constituye un triunfo, al menos temporal, para Ricardo Rosselló. Podría ser breve, porque es de esperarse en cualquier momento el contraataque del liderato legislativo, particularmente de Thomas Rivera Schatz. Ya ello empezó ayer con la acción anunciada por el presidente del Senado de separar a Romero de las importantes comisiones que preside.
Ayer Rosselló le hizo frente al liderato legislativo con dos acciones. No solo convenciendo a Romero de que esté de su lado, sino también al firmar una orden ejecutiva que prohíbe las terapias de conversión, cosa que los legisladores no quisieron hacer. Rosselló insiste en que lo de las terapias de conversión era un compromiso programático del PNP, y el presidente de la Cámara contesta que el incumplimiento político en varias promesas ha sido mutuo, citando la medida de la llamada libertad religiosa.
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Rosselló firmó el decreto de las terapias de conversión poco antes de la reunión prevista ayer con los legisladores del PNP, timing que le molestó más a los senadores y representantes.
Creo que, en cuanto a los temas del aborto y las terapias de conversión, Rosselló se adhiere honestamente a su formación de científico, aun con las consecuencias electorales que ello le represente en el sector religioso y más conservador del país.
En cuanto a Romero, me parece que su cálculo fue puramente electoral. Más aún cuando el senador le había votado a favor a la medida de la senadora Venegas cuando bajó al floor inicialmente. Ahora Romero, estando en el spot sobre este tema, ha tenido que decidir de qué lado del electorado se ubica de cara a una candidatura por la alcaldía de San Juan.
Es de todos conocidos que el electorado de San Juan es el más diverso del país. Ello no significa que necesariamente sea el más liberal, pues no siempre ganan los candidatos que así piensan, pero sí es el más abierto a la discusión de temas controvertibles, como los que tienen que ver con derechos humanos y civiles. Si el voto de Miguel Romero fuese desapercibido en esta coyuntura, como lo fue en la votación inicial, no tengo duda de que sostendría su pensar como le pidió infructuosamente Rivera Schatz. Pero siendo el voto decisivo, ante la reiterada posición de Zoé Laboy, ha tenido que tomar una decisión diferente, aunque eso le cueste una guerra declarada e iniciada con Rivera Schatz en el interior del Senado.
Ya Romero perdió ayer el poder que tenía presidiendo importantes comités como los de Gobierno y Reforma Electoral. Que se despida Romero del apoyo a sus medidas en el Senado o de cualquier apoyo electoral desde el liderato de la Cámara Alta y que no se descuide mucho porque podría aparecer repentinamente un candidato primarista, aunque sea de agua, para fastidiar.
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Pero Romero, de seguro, tomó esta decisión calculando el riesgo, aunque me imagino que no esperaba la inmediatez. Él sabe que quedan dos sesiones y media en esta Legislatura, y más que cualquier influencia en el Senado, necesita al electorado. Más importante para Romero en ese análisis fue, evidentemente, que necesita el apoyo absoluto del candidato a la gobernación del PNP y su maquinaria, incluida aquella que se encarga del recogido de donativos políticos.
Rivera Schatz me dijo ayer en radio que buscaría aplicar las reglas de caucus para este asunto. Esto implicaba, desde el saque, que una decisión contraria al sentir de Rivera Schatz le conllevaría castigos. Confieso que no los esperaba así de rápidos y dramáticos. Esperaba que Rivera Schatz lo hiciera más por lo bajo, porque tampoco le conviene echarse a electores en contra. Ahora, ¿bajará Rivera Schatz el tema a votación? ¿O le “pitcheará” al tema hasta que se olvide para no ser derrotado en el hemiciclo? ¿O buscará un voto popular para lograr su cometido?
Es un round temporal para Rosselló, porque el llamado tiburón político debe andar suelto. Por ahí faltan los nombramientos típicos de fin de cuatrienio, medidas importantes como el Código de Incentivos, la discusión del presupuesto, la propuesta creación de condados en sustitución de los municipios y, sobre todo, el proceso electoral. Ya veremos.