La propuesta que presentó el gobernador para retener médicos jóvenes ofreciendo un repago del principal adeudado en sus préstamos estudiantiles de hasta $65,000 a cambio de un compromiso de residir y trabajar en Puerto Rico por siete años luce ser un incentivo bien diseñado para lograr su cometido. En cambio, la tasa contributiva preferencial de solo 4 % para médicos especialistas, convertida en ley en 2017, podría estar costándonos grandes cantidades sin tener el resultado deseado. Un análisis de ambas iniciativas no solo arroja luz sobre las medidas en sí, sino también sobre la manera tan accidentada en que se desarrolla política pública en el país.
La necesidad de retener profesionales de la salud es incuestionable. Quien reclame por incentivos similares para los abogados (gremio del cual formo parte) o para otras profesiones, no entiende la seriedad de la crisis existencial que enfrentamos. Es, además, muestra de un mezquino interés únicamente por el bolsillo propio sin pensar en el bien común.
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Ahora bien, la tasa de solo 4 % para médicos especialistas cualificados es de entrada una medida regresiva. Entiéndase que, al aplicársele la misma tasa a cualquier beneficiario, el médico con mayores ingresos acaba siendo el que mayor beneficio recibe. Un sistema contributivo progresivo opera en sentido contrario: quien más gana paga una tasa más alta. Hace sentido; no es lo mismo pagar 10 % sobre un ingreso de $1,000 que sobre un ingreso de $100,000. Al primer contribuyente solo le sobrarían $900, al segundo $90,000.
De igual forma, reducirles al 4 % la tasa contributiva a todos los especialistas les genera mayores ahorros a los médicos con mayores ingresos. El Estado, por su parte, tiene un gasto fiscal más alto. En otras palabras, pierde una mayor cantidad de recaudos existentes.
Según las estadísticas que incluyeron los autores de esta medida en la exposición de motivos del proyecto legislativo, en 2014 había en Puerto Rico 6,713 médicos especialistas de un total de 11,088 médicos. Según reseñó este rotativo, el miércoles, el secretario de Desarrollo Económico indicó que ya 2,700 médicos se han acogido a este incentivo contributivo, es decir, un 40 % del total de especialistas que había en Puerto Rico en 2014.
La pregunta entonces sería si ese gasto —lo que representa reducirles las tasas del tope de las tablas contributivas a las más bajas aplicables a cualquier ciudadano en Puerto Rico— es un uso eficiente de nuestros limitados recursos públicos. No es posible contestar esta pregunta sin hacer otras. ¿Cuáles son las edades de los médicos que se benefician ahora de esta tasa contributiva? ¿Cuántos son sus ingresos anuales?
Conozco de primera mano médicos ya entrados en edad, sin intención alguna de abandonar el país, que se han acogido a este beneficio por el mero hecho de estar disponible. El costo de extendérselo a ellos es alto, sin que se cumpla con un fin público. Por supuesto que sin los datos de edad e ingresos sería imposible plantear cuán extendido es este fenómeno que observo únicamente a nivel anecdótico. Por inferencia lógica, sí podemos concluir que no todos esos 2,700 médicos iban a abandonar el país y que a quien menos retiene este incentivo es a quien menos gana, ya que su ahorro es menor en comparación con los salarios que podrían estar ofreciéndose afuera. ¿Y quién gana menos en la profesión médica, como en cualquier otra? Los recién graduados.
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De ahí que el anuncio de Rosselló sobre los préstamos estudiantiles luce como una inversión mejor diseñada. El enfoque es en el médico joven, el más susceptible a relocalizarse. Si podemos, durante los primeros años de su carrera, retenerlo aquí, es más probable que eche raíces, comience una familia y desarrolle importantes vínculos profesionales que lo aten a Puerto Rico. Es también una estrategia para no perder la inversión en entrenar a profesionales médicos de primer orden en nuestras instituciones universitarias ante el reclutamiento agresivo del exterior.
Si algo, el gobernador debería procurar ponerle un tope al beneficio contributivo, considerando ingresos y edad, y usar lo que ahorre para aumentar la cantidad del préstamo que se podría condonar. En la próxima generación de médicos, en su compromiso con Puerto Rico, y en el compromiso que nosotros les mostremos a ellos con su desarrollo, está el futuro de un país saludable.