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El abogado Leo Aldridge analiza la creación del Movimiento Victioria Ciudadana

Leo Aldridge

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Voy a hablar de Yulín, sí, pero al final. Es taquillera, así que queda última en la cartelera.

El nuevo partido político que pidió inscribirse ante la Comisión Estatal de Elecciones ha sido escudriñado hasta el momento por su logo y por los personajes que se aprestan a formar parte de él, pero su creación amerita un análisis más ponderado sobre lo que representa para el escenario político puertorriqueño.

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El Movimiento Victoria Ciudadana, aunque nuevo, sigue una tradición reciente de partidos identificados con ideales o tendencias de izquierda que han durado uno o dos ciclos electorales. Ahí están el Partido del Pueblo Trabajador (PPT) y el Movimiento Unión Soberanista (MUS) como los ejemplos más recientes.

Esta nueva ideación, no lo sabemos aún, podría desaparecer en 2020 o, por el contrario, cuajar como un sólido actor en el ecosistema político puertorriqueño. Lo que sí podemos decir con relativa certeza en estos momentos es esto:

1. El PIP no es opción para muchos independentistas. Las personas que se identifican como soberanistas o se inclinan hacia la izquierda en temas sociales no se sienten convocadas a trabajar dentro de la colectividad histórica que lleva décadas en la palestra pública: el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP). Esto podría deberse a las quejas recurrentes contra el PIP —una colectividad con poca apertura a ideas o a gente nueva, un discurso anquilosado— o a que los integrantes del MVT tienen unas ansias de protagonismo que no les permiten hacerse paso paulatinamente en una institución, o una mezcla de ambas. De todas formas, el surgimiento de agrupaciones independentistas cada ciclo electoral —y los resultados electorales— deja claro que el PIP no es visto como opción para muchas personas que comulgan con el ideal de esa colectividad.

2. No es lo mismo ser del partido que ser independiente.Uno de cada nueve electores votó en la pasada contienda por Alexandra Lúgaro, que se presentó como candidata independiente. Otro 5 % favoreció en las urnas a Manolo Cidre, otro independiente. Entre ambos, se trata de cerca del 16 % —es decir, uno de cada seis electores escogió un candidato independiente sin una estructura de partido. En ese nutrido grupo de electores, había quienes se ufanaban de tenerle asco a los partidos políticos. “Todos son iguales” era el eterno cliché del elector descontento y resignado.

Ahora, sin embargo, aquellos que se sintieron convocados por el espíritu libre de una candidatura independiente como la de Lúgaro, y que odiaban los partidos, tendrán que bregar con las asambleas, reglamentos y votaciones internas propias de, precisamente, un partido político. Ya no bastará abrir Facebook, escribir una idea y esperar los likes para establecer plataformas electorales. Ese cambio en la mecánica puede ser un duro shock existencial para algunos.

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En pocas palabras, aquellos que, por convicción personal, aborrecen las instituciones políticas tendrán ahora que lidiar dentro de una. Como dice Ozuna: “La vida es una ironía”.

3. El PPD en más problemas que el PNP. No sabemos a ciencia cierta si Manolo Cidre y Alexandra Lúgaro les restaron más votos a los populares o a los penepés, o si la reducción en cada lado se canceló. Pero, a juzgar por las reacciones de los presidentes de ambos partidos al surgimiento del MVT, los populares parecen estar más preocupados.

El presidente del PNP, el gobernador Ricardo Rosselló, no tuvo ningún reparo con la llegada del MVT e, incluso, dijo que, “si su visión es vender y proyectar una perspectiva más socialista liberal, hay la plataforma para así hacerlo”. Parece estar bastante cómodo en su realidad actual.

El presidente del PPD, el senador Aníbal José Torres, sin embargo, catalogó al MVT como un grupo compuesto por gente inmersa en “juegos” y “aventuras personales”. Aseguró, además, que nadie que no fuera el PPD podría hacerle frente electoral efectivo al PNP.

Eso puede que sea cierto. El problema es que cada vez más personas parecen no conformarse con servir como un dique contra la fuerza del PNP y la estadidad. Y, en momentos en que el PPD ha perdido al ELA como carta de presentación, era cuestión de tiempo en que surgieran movimientos de esta índole.

4. El acertijo, según su designio, es Carmen Yulín Cruz. Aunque usted la favorezca o la aborrezca, hay que admitir que la alcaldesa Carmen Yulín Cruz sabe jugar el juego de la política. Tiene en vilo tanto al PPD como al PNP sobre cuál será su próxima movida y, específicamente, si ingresará junto con Lúgaro al MVT. El MVT parece ser terreno fértil para las posturas políticas de Yulín, y allí sería —sin lugar a dudas— cabeza de ratón. Todo lo que ha dicho y hecho Carmen Yulín recientemente parece estar orientado hacia integrar el MVT y, si en efecto lo hace, ese partido podría ser, si bien no una alternativa electoral real a la gobernación, ciertamente un instrumento que influye sustancialmente en el debate público. Muy probablemente, movería la discusión política hacia la izquierda. Para ganar en política no necesariamente hay que ganar la contienda a un escaño. Si Yulín se integra al MVT, como creo que sucederá, el nuevo partido político podrá tener un rol protagónico en las elecciones de 2020 y, más importante aún, en el debate público durante la contienda.

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