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¿Equidad? “No sé. No tengo la información”

Lea la opinión de Julio Rivera Saniel

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Este viernes, como todos los 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer. Una fecha que obliga a la reflexión, a un análisis colectivo que nos permita conocer dónde nos encontramos en una lucha en la que mujeres y hombres resultamos con ganancia. Sucede que, para mí, luchar por adelantar las luchas de la mujer resulta inevitablemente en una batalla por una sociedad más justa para nosotros los hombres.

De entrada, existen batallas puntuales que quedan pendientes para las mujeres. En el plano laboral, aquello de “igual paga por igual trabajo” me parece que  encabeza la lista. Pero habrá que incluir otras asignaturas pendientes, como la guerra contra la violencia de género. No requiere mayor análisis concluir que iniciativas como la educación por la equidad son herramientas fundamentales para vencer en el mediano y largo plazo, pero tristemente las autoridades encargadas de implementar este tipo de iniciativa han arrastrado los pies de manera monumental. Más de dos años después de la eliminación de la carta circular de equidad por parte de una mujer, la secretaria de Educación, la equidad como filosofía sigue siendo una posibilidad lejana, un tema “bajo estudio”. Eso con la excepción de las escuelas coeducativas legisladas por la senadora Zoé Laboy, que ya han comenzado en 11 escuelas. Extender esa filosofía al resto del sistema sigue siendo, dos años después, una propuesta “bajo evaluación”, así como ignorando los niveles de emergencia que vive el país sobre ese tema. Lo mismo sucede con las estadísticas sobre maltrato o el estatus de las querellas contra agentes de la Policía por alegada violencia de género. La Policía dice haberlas entregado, pero la Policía y la Procuraduría de las Mujeres responden que “no tienen ahora los números” cada vez que se tiene la oportunidad de preguntar sobre ellos; uno de esos misterios inexplicables que nos mantienen a oscuras sobre el manejo de casos de violencia.

Otro asunto que permanece en medio de enormes signos de interrogación es el tema de los safe kits. La senadora Zoé Laboy coordinó con el Gobierno Federal ayuda para procesar esas pruebas que, al no ser procesadas, tienen el efecto de mantener sin justicia decenas de casos de posible violación sexual ocurridos desde hace años. Se supone que se espera por un fiscal del Departamento de Justicia para que el personal federal comience a trabajar. Pero cada vez que se pregunta, nadie sabe cuándo se completará el inventario. Mientras, decenas de mujeres aguardan por justicia e igual número de posibles violadores se nos ríen en la cara porque la ineficiencia del sistema los mantiene en libertad.

Pero estos no son los únicos asuntos sobre los que debemos reflexionar —y actuar— aprovechando la fecha. Nuestra lista acumula temas que al hacerles justicia a los hombres también lo hacen con todos y todas. Asuntos tan sencillos como la colocación de cambiadores para bebés en los baños de hombres o la instauración local de licencias por paternidad serían pasos que tendrían la virtud de hacer al Estado enviar un mensaje contundente: la crianza no es una tarea de la mujer en la que el hombre solo ayuda. La formación de la vida de los hijos e hijas es una tarea compartida que debe ser reconocida de tal manera por la oficialidad. Mientras aquí hablar de licencia de paternidad es un tema gracioso, que incluso arranca risas de algunas mujeres que han terminado por creerse que el papel del hombre es el de un ayudante de segunda en la crianza,  en Europa llevan años abordándolo con seriedad. En España, donde ya se garantizan 35 días de licencia a los padres ante el nacimiento de sus hijos, el Gobienro se apresta a aumentar esos días de manera progresiva de cara al año 2023. En Suecia, la licencia es de más de un año a repartirse entre madre y padre, y en Austria se le otorga un año al varón entre uno y tres años, incluso más que lo que se le ofrece a la madre. Medidas todas que colocan al padre en mejor posición y, con ello, al Estado mismo a la hora de poder reclamar que, más allá del discurso, no solo se creen, sino que se actúe en favor de sociedades más justas para todos; más cercanas a la igualdad y la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos. ¿Cuándo adelantamos la agenda?

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