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Por Vieques y Culebra

El columnista Hiram Guadalupe analiza la situación de las islas municipio de Vieques y Culebra

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Vieques y Culebra también son Puerto Rico. Así de simple. Sin embargo, los ciudadanos de esas dos hermosas islas de nuestro archipiélago han sufrido por décadas la dejadez del Gobierno.

Los problemas que enfrentan sus residentes son incontables. Desde un aumento en la incidencia criminal —cada vez hay más asesinatos y menos policías para ofrecer vigilancia—, hasta la carencia de servicios médicos, pocas oportunidades laborales, falta de actividades para el disfrute colectivo de los jóvenes y los menos jóvenes y una crisis aguda en el servicio de transporte marítimo.

Un acercamiento a la realidad cotidiana que se vive en ambas islas parecería indicar que la carencia se ha convertido en la orden del día. Por ejemplo, las imágenes de las góndolas vacías en farmacias y supermercados que circulan con frecuencia por las redes sociales crean la sensación de que presenciamos una realidad muy distante de la que se vive en otras zonas de la isla grande.

Mas el mayor dolor de cabeza que enfrentan viequenses y culebrenses tiene que ver con los problemas que viven a diario por el pésimo servicio de transportación. Tengamos claro que la lancha es todo en la vida de estos ciudadanos, quienes requieren cruzar día tras día entre ocho y 15 millas de mar para suplir sus necesidades más básicas.

Lo cierto es que el servicio de las lanchas nunca ha estado bien. Es un problema de décadas cuya solución requiere de una buena inversión de recursos económicos para suplir a los habitantes de Vieques y Culebra de una nueva flota de lanchas y, más importante aún, una coordinación y supervisión efectiva en la administración de este servicio público.

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Por eso, el escándalo que se suscitó en días recientes, luego que la Autoridad de Transporte Marítimo (ATM) decidió alquilarle la lancha de carga a una pareja de novios adinerados para realizar su boda en Vieques, generó tanta molestia y desconcierto en la población.

Se trata de un asunto que no debe abordarse a la ligera y que debe investigarse, aun cuando el entonces responsable de la dirección de la ATM haya optado por renunciar a su cargo. Lo terrible de la acción de este exfuncionario es que, a expensas de complacer una petición privada, dejó sin servicio de transporte a decenas de viequenses que aguardaban por regresar a sus hogares desde el puerto de Ceiba.

A esto se suman las interrogantes que han surgido en torno a la eficiencia del servicio que, a cambio de un contrato de más de un millón de dólares al mes, debe prestar la compañía Puerto Rico Fast Ferries, que viene obligada a disponer, para el uso de viequenses y culebrenses, de cuatro lanchas con el fin de “agilizar” el transporte de pasajeros, así como la carga y suministros hacia a ambas islas.

Para atender este problema, el senador Juan Dalmau Ramírez presentó ante el Senado una Resolución de Investigación (R. del S. 997) que ordena a la Comisión de Revitalización Social y Económica de ese cuerpo investigar exhaustivamente el uso que se le da a las embarcaciones destinadas para transportación pública en ambas islas.

La investigación incoada por el líder del Partido Independentista Puertorriqueño también incluye la urgencia de indagar en el proceso de contratación y la naturaleza del contrato entre la empresa Puerto Rico Fast Ferries y la ATM; las obligaciones que surgen del referido acuerdo; la erogación de fondos públicos en su ejecución; y el desempeño actual de la empresa en el cumplimiento de sus obligaciones con relación al servicio que necesitan y merecen los habitantes de Vieques y Culebra.

Esta pesquisa también está convocada para escudriñar en las denuncias que han vertido los residentes de estas islas sobre las fallas de los administradores de las lanchas en informarle con certera el itinerario de los viajes, las demoras en las salidas, la venta adelantada de boletos en exclusiva por Internet, al igual que la disponibilidad de espacio en las embarcaciones, sobre todo durante las temporadas de mayor actividad turística.

Nadie puede dudar del malestar que sufren los residentes de estas dos islas hermanas por el pésimo servicio de transportación que se les ofrece, a lo que se suman los demás problemas sociales que estorban su progreso y bienestar.

El Senado debe iniciar su investigación porque es momento de asumir responsabilidad ante las dificultades que enfrentan viequenses y culebrenses. Es tiempo de actuar, de hurgar sobre sus problemas y de abrir un espacio de diálogo para escuchar sus reclamos y concertar soluciones efectivas.

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