Hace unas semanas, enumeré diversas alternativas para convertir a San Juan en foco de competitividad económica en Puerto Rico y a nivel regional. Hoy detallo otras importantes áreas de oportunidad.
Alta tecnología e innovación – Las ciudades que han generado mayor prosperidad para sus ciudadanos se han movido en la dirección de fomentar la innovación. La realidad de una economía globalizada y permanentemente interconectada viabiliza que desde Puerto Rico se pueda trabajar como programador para empresas como Google, o que se desarrollen localmente soluciones que puedan convertirse en productos y aplicaciones mercadeables en el resto del mundo. Ya varias empresas, lanzadas por jóvenes emprendedores, han logrado este tipo de éxito. Muchas han salido de esfuerzos que ya se están dando en el mismo corazón de nuestra ciudad, como, por ejemplo, Parallel 18. De ese proyecto fue seleccionado a participar de YCombinator, una de las incubadoras de tecnología más prestigiosas del mundo, la empresa puertorriqueña BrainHi.
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Apalancar esos éxitos y crear un ecosistema de innovación en San Juan requerirá de diversos esfuerzos. Expandir la huella de fibra óptica a través de todo el municipio es un paso importante. Fomentar intercambios y transferencia de conocimiento con programadores y otros innovadores que ya viven en San Juan, muchos de ellos atraídos por diversos incentivos contributivos, contribuiría a la creación de riqueza por parte de emprendedores locales. De igual forma, nuestra diáspora en EE. UU. es un recurso humano invaluable. Esta semana, un puertorriqueño, Felo Matos, fue electo presidente del sistema universitario de la Ciudad de Nueva York, y otro, Miguel Ríos, es de los 15 empleados de mayor antigüedad en Twitter. Sus aportaciones, solo en conexiones, para fomentar la innovación en San Juan, serían inmensas.
Servicios de salud y educación – San Juan es la sede de los hospitales y de las instituciones educativas más importantes del país. Su potencial para atraer inversión es un recurso importante. Primero, pueden ser eje de una estrategia para atraer turismo médico, algo en lo que se han comenzado a hacer unas iniciativas importantes. Segundo, podrían convertir a la ciudad en un destino educativo importante, tanto para latinoamericanos interesados en terminar sus estudios bajo la bandera estadounidense, como para puertorriqueños y otros latinos residentes en EE. UU. que quieran pasar un semestre o más en una universidad donde el principal idioma es el español. Ya la Interamericana ha hecho esfuerzos en esa dirección con programas de derecho y de bachillerato dirigidos a estudiantes extranjeros.
Permisos municipales – Todos los sectores que he destacado en ambas entregas sobre el tema económico sufren ante el problema que representan los permisos. Desde las empresas virtuales, que operan desde una computadora o desde un teléfono celular, hasta los restaurantes, las hospederías y otros comercios del sector turístico. El enfoque del sistema de permisos debe cambiar. La presunción debe ser que el emprendedor quiere hacer las cosas bien, primero porque quiere atraer clientela, y segundo porque quiere evitarse problemas legales y de otra índole. Partiendo de esa presunción, deben permanecer únicamente los permisos para los sectores que mayor riesgo puedan representar a la seguridad y el bienestar público. Negocios dentro de centros comerciales deberían eximirse, ya que el dueño del inmueble es el primero que quiere cerciorarse del cumplimiento con todas las normas de seguridad aplicables. Las empresas virtuales no deberían tener que presentar permisos de uso cuando podrían estar operando desde un coffee shop o desde la habitación de su gestor. Habiendo eliminado procesos innecesarios, más recursos podrían dedicarse a la evaluación de casos complejos, como construcciones nuevas. En fin, que habría que regresar a la misma raíz de la palabra permiso: permitir y no prohibir.