Hay cientos de formas de contar una noticia y narrar acontecimientos. Retomamos la belleza del dibujo en el storyboard para añadir esa herramienta al periodismo y convertir la historia en un storytelling. No es nueva esa herramienta, pues en cine y en la producción de anuncios es tradición contar como queremos el contenido en cuadros, animados ahora digitalmente. Pero no todos los medios de comunicación utilizan esta herramienta, pues significa separar un grupo especializado y dedicar horas y horas en la producción de cuadros digitales para contarle al mundo qué y cómo ocurrió. Por eso siguen usando la herramienta tradicional para contar la noticia, por la inmediatez que proporciona en un mundo de la información donde prevalece quien es más rápido.
En Puerto Rico, los medios de comunicación han sido muy tímidos en la utilización de esa herramienta, posiblemente por la necesidad de tiempo versus la producción. Siempre he pensado que los medios de comunicación que pretenden convertirse en imperios mediáticos se comportan como si fueran fábricas de producción de galletas, dejando a un lado, por la inmediatez, la calidad y las emociones que producen los relatos bien contados. El storytelling periodístico une los valores del periodismo narrando los acontecimientos en primera persona con dibujos animados y añadiéndoles elementos cinematográficos, como efectos especiales, en edición digital y música, para despertar ciertas emociones. Podemos desde reír hasta afligirnos por la escena visualizada, la narración escuchada y leída. Son mecanismos periodísticos que provocan a la audiencia y llaman la atención. No se puede confundir con tirillas cómicas o caricaturas, cuyo fin también es loable en periodismo. Tampoco confundamos la información periodística con memes que, de hecho, han sido muy efectivos en la crítica social.
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No hay nada más llamativo en periodismo que contar lo que ocurrió con el testimonio de una persona, pues genera mayor empatía con la audiencia y el lector. Si a ese relato temporal le añadimos alegría, tensión o indignación, tendremos una historia clara, precisa y contundente. Está más que probado el aprecio que tienen las audiencias a los personajes que exteriorizan los sentimientos y pensamientos. Por ello, muestran empatía con este tipo de historia melodramática contada a base de cuadros y redacción periodística.
Imagínese cubrir la historia del avión con suministros que, presuntamente, Puerto Rico envió a Venezuela. Los cuadros animados hubiesen sido pertinentes para entender qué sucedió, cuáles con las leyes que rigen el espacio aéreo, los asuntos diplomáticos dispersos, violaciones de estatutos y contradicciones en el mensaje de Estado versus la realidad del estatus de Puerto Rico e intromisión por ignorancia. Los memes que han publicado en las redes sociales humorizan el asunto, pero la realidad es que de gracioso no tiene nada, hablando profesionalmente. Todavía no hay una contestación certera por parte del Ejecutivo, mientras ya en la Legislatura se pide la cabeza del protagonista del inverosímil cuento.
Se cree que, en los próximos dos años, la tendencia del storytelling se solidificará en los grandes medios por la veracidad que proporciona contar experiencias en primera persona. El periodismo adoptará los nuevos formatos narrativos incorporando la realidad virtual. Ya lo vemos y lo disfrutamos en Instagram Stories. Abrazar y enamorar a la audiencia como consumidores es el objetivo de estas técnicas narrativas que unen la creatividad, la inteligencia, las emociones y la veracidad en las historias periodísticas como parte de las estrategias del mercado de la información. El storytelling es una herramienta que resurge para complacer a un público cada vez más exigente en términos de contenidos e intereses específicos. Humanizar los contenidos y entender los gustos de la audiencia nos agrega valor como periodistas.