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Opinión: La hipocresía del discurso sobre la violencia de género

Lea la opinión de Dennise Pérez

Voy a decir esto como lo siento porque ya no me basta escuchar las noticias, leer los periódicos, escuchar los titulares en radio, estar atenta a los estudios sociales, darle search al término diariamente.

Verdaderamente es triste saber que en esta isla, que todos llamamos tan orgullositos “encanto”, hay un problema de violencia de género. Cuando yo me criaba en mi casa, esa frase nunca la escuché. Quizás escuché el término violencia doméstica, pero poco, porque no era una realidad cercana a mí. La escuchaba por ser una enferma de las noticias, y no creo que la escuchaba tanto, aunque por décadas se ha matado a la pareja. De hecho, la impunidad era aún mayor.

Siempre pensé que el término me sería ajeno, pensando que tenía la actitud para enfrentar cualquier intento de humillación personal o de violencia de cualquier tipo. Me criaron para ser fuerte. Mi madre no pudo enviarme mensajes más contundentes sobre el poder que tenía como ser humano/mujer en mis manos. Pero un día me tocó y es una parte de mi vida que aún no logro comprender cómo se extendió tanto tiempo. Cuando miro hacia atrás, me pregunto qué pasaba por mi mente para permitir semejante violencia, emocional y física. Todavía no he encontrado la respuesta. Cuando se lo confesé a mi madre, lloró. Ella fue quien se lo dijo a mi padre, y para mi sorpresa, él llevaba tiempo sospechándolo. Ninguno podía entenderlo.

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Nunca he hablado de esto- creo que sólo una vez antes- y lo hago ahora porque la violencia de género hay que discutirla como es. Gracias a Dios no todos pueden discutirla desde la experiencia. Y yo ya he logrado superarlo con respeto y con amor. Pero hablemos claro. Es altamente superficial tocar este tema sólo cuando se vive contando el número de víctimas y comparando con el año anterior. Es un flaco servicio que nos hacemos como sociedad.

¿Le enseñamos a nuestros hijos que hombre y mujer tienen mismo valor? ¿Nos permitimos en la intimidad hacer chistecitos machistas? Cuando escuchamos noticias de violencia de género, ¿nos preguntamos así bajito si la víctima se lo buscó? No se vale ser hipócrita en este tema. No resuelve nada.

Y las culpas. Hablemos de las huérfanas. La culpa es de todo el que se sienta a criticar pero no educa. La culpa no es del gobierno, la culpa no es de las organizaciones feministas. Cada vez que muere alguien víctima de este mal, la culpa es de todos. Aportamos queriendo y sin querer. Y con el permiso de las mujeres trabajadoras, valerosas y dedicadas, la culpa también es de algunas feministas que es todo a piedra y puño, pero no gastan un peso en educar. Es mano dura contra mano dura. El cuento de Juan Bobo.

Este año se han duplicado los casos de violencia de género. Es una dolorosa realidad. Mi teoría es que esto surge como efecto de María. Demasiadas emociones revueltas, demasiadas tristezas irresueltas, demasiadas presiones sin atender.

En el 2019 deberíamos todos hacer propósito de enmienda con este tema. Tratarlo como corresponde, educar a nuestro entorno sobre el manejo de emociones y sobre la equidad. Contar, claro que hay que contar, pero poniendo rostro al número. Debemos proponernos predicar la moral pero con calzoncillos y pantaletas puestas. Debemos reestructurar currículos, escolares y familiares, no de valores si no queremos ponernos controversiales, pero sí de civismo y de respeto.

Voto por un 2019 en que al reseñar la primera víctima casi como historia esperada con ansias, dediquemos menos tiempo al morbo de buscar la foto de “en tiempos felices” y que le demos igual tiempo a hablarle a potenciales víctimas sobre cómo salir con vida de ese ciclo.

Voto porque dejemos de ser pasivos en esta lucha que nos compete a todos, por seres humanos sensibles más allá del titular, por solidaridad verdadera. Que el infierno que se vive en un ciclo de violencia de género no es fácil de romper, porque la vergüenza te abruma. Yo salí y voto porque todos salgan, con vida, con la frente en alto y con un entorno cooperador.

Paremos primero la hipocresía con un tema in. Y entonces enfrentaremos el problema con más inteligencia. Hombres y mujeres: PAZ.

 

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