Mañana será un día fatídico para el país cuando un secretario de Justicia tenga que acudir a un tribunal de justicia para enfrentar cargos criminales. En el pasado hemos tenido exsecretarios de justicia acusados, involucrados en escándalos, pero nunca, un secretario en funciones. Wanda Vázquez se ha relevado de sus funciones temporalmente (whatever that means, como dicen en inglés) y ha dejado en el puesto a su mano derecha, la fiscal federal en destaque Olga Castellón. Pero no había renunciado hasta anoche y no había vacante en el Departamento de Justicia.
Wanda Vázquez será denunciada por fiscales especiales independientes de violar la Ley de Ética Gubernamental por presuntamente intervenir en un caso en el que su hija fue víctima de un escalamiento y robo en diciembre del año pasado. Se trata de uno de esos casos de delincuencia a la que ya estamos acostumbrados en Puerto Rico. Creo que el caso que presentará mañana el FEI se basa en una terrible imprudencia de la funcionaria, motivada evidentemente por su amor de madre y el deseo de castigar a quienes invadieron su intimidad. Le tocará a un juez del Tribunal de San Juan decidir el viernes si esa imprudencia constituyó delito o no, o si todo se queda en un proceso administrativo ante la (también cuestionada) Oficina de Ética Gubernamental.
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Hasta ayer teníamos ante nosotros un escándalo que ponía en entredicho dos de las tres ramas de gobierno: la Ejecutiva y la Legislativa. La Ejecutiva porque a esta pertenece el Departamento de Justicia. La Legislativa porque, desde el Senado, se ha promovido una campaña de descrédito a la secretaria Vázquez con las consecuencias que tenemos ante nuestra consideración. Decíamos la semana pasada que permanecía incólume, como ese actor que adjudicará “la verdad”, la Rama Judicial. Sin embargo, ayer descubrimos que allí también ha ocurrido descontrol en cuanto a este caso.
Un informe policiaco relata que el esposo de Vázquez, el juez de Caguas, Jorge Díaz Reverón, usó su poder para intervenir con uno de los potenciales testigos en el caso de su esposa. Ciertamente, acercamientos entre abogados y testigos ocurren todo el tiempo. Pero el que un juez usara su poder para emitir una citación judicial con el único propósito de que uno de los abogados de su esposa tuviera acceso a uno de los testigos del caso, es escandaloso.
Ahora tenemos a la Rama Judicial lacerada también por esta crisis.
Creo que Vázquez y su esposo Reverón no tendrán otra opción que no sea acceder a la presión pública y separarse de sus cargos.
Por más livianas que parezcan ambas imprudencias (creo que la de Reverón es peor), no se puede tolerar el uso indebido del poder. La sociedad les confiere a ciertos ciudadanos, a los que llamamos luego funcionarios, ciertas facultades especiales para tomar decisiones sobre otros con el fin de mantener un orden social. En el momento en que ese poder sea usado indebidamente, por más mínima que sea la transgresión, ese funcionario queda inhabilitado de seguir ejerciendo.
Hace una semana dije que alguien tenía que establecer orden en la casa. The clock is ticking.