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Gracias y comprensión

En esta época de Acción de Gracias, si tienes la bendición de tener una mente y un cuerpo fuertes ahora, da gracias. Ten en consideración que llegará el día en que no seas tan ágil o diestro como antes.

MT 13: 10-17: «Los discípulos se acercaron y le preguntaron a Jesús: “¿Por qué les hablas en parábolas?”. Él respondió: “A ti se te ha dado el conocimiento de los secretos del Reino de los Cielos, pero a ellos no se les ha dado. Porque a los que tienen, se les dará más, y tendrán abundancia; pero de los que no tienen nada, incluso lo que tienen será quitado. La razón por la que les hablo en parábolas es que, al ver que no perciben, y al oír que no escuchan, ni entienden. Con ellas, de hecho, se cumple la profecía de Isaías que dice: ‘De hecho escucharás, pero nunca entenderás, y ciertamente mirarás, pero nunca percibirás. Porque el corazón de esta gente se ha embotado, y sus oídos no oyen,y han cerrado sus ojos; para que no miren con sus ojos,y escuchen con sus oídos, y entiendan con su corazón y se conviertan y yo los sanaría’.Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen. En verdad les digo, muchos profetas y personas justas anhelaron ver lo que ven, pero no lo vieron, y escuchar lo que oyen, pero no lo escucharon».

Al analizar esta lectura notamos que los discípulos parecen estar molestos porque Jesús tiene que recurrir a contar historias para enseñar a otros sobre el Reino de Dios. Sin embargo, a veces, para comunicarnos verdaderamente y ayudar a otros a comprender, tenemos que dar un par de pasos hacia atrás, de modo que podamos identificar una manera distinta de explicar algo por más sencillo que parezca.

En este año, mi esposa y yo, aunque aún nos resta un trecho largo en la crianza de nuestros tres hijos, hemos comenzado a asumir una mayor responsabilidad por nuestros padres. Ciertamente, es un ejercicio de paciencia. Admito que, a veces, me siento frustrado tanto con mi madre como con mi padre porque parece que no pueden comprender lo que siempre pensé que sabían. Tan complejo como puede sonar, estas situaciones me obligan a ser el maestro/ mentor, con la paciencia y la comprensión que siempre los caracterizó a ellos, en lugar de ser el niño en esta inversión de roles.

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En esta lectura, Jesús nos recuerda que debemos estar agradecidos de que tenemos la capacidad de aceptar el profundo y perdurable amor de Dios por nosotros, que tenemos la capacidad de “entender con nuestros corazones” y reconocer su presencia entre nosotros. Si no podemos ejercer compresión, cuidado y paciencia con los que están frente a nosotros, aquellos que se presentan ante nosotros como el rostro de Cristo, ¿qué tan bien estamos escuchando o entendiendo realmente la palabra de Dios?

Al comenzar este largo viaje con mis padres, debo recordar, de vez en cuando, para comunicarme de una manera que puedan comprender fácilmente. Eso significa hablar con sencillez y claridad y con paciencia, pero también con amor. No solo recibirán el mensaje, sino que, quizás, se encienda en ellos un grado de esperanza cuando enfrenten los desafíos de envejecer y tener que depender de otros.

En esta época de Acción de Gracias, si tienes la bendición de tener una mente y un cuerpo fuertes ahora, da gracias. Ten en consideración que llegará el día en que no seas tan ágil o diestro como antes. No importa dónde nos encontremos en el viaje de la vida, si usamos nuestros dones para servir en el amor, seremos comunicadores efectivos; transmitiremos nuestro punto de vista y, lo que es más importante, revelaremos el amor de Dios a los demás.

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