La palabra reforma es la más prostituida del vocabulario político aquí y en el resto del mundo. Los políticos la usan para referirse a cualquier cosa que represente un cambio, no importa cuán pequeño o improvisado sea, para causar conmoción. Sin embargo, no se han dado cuenta de que ya la palabrota no provoca emoción. Está leída y le quita méritos a las cosas que realmente constituyen reformas en el sector público. Las reformas, cuando realmente lo son, suponen, además, una planificación y un orden en su implementación.
Esta semana, tenemos ante nosotros varias llamadas reformas: la contributiva y la de salud. Ambas enfrentan decisiones hoy.
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Por un lado, el Senado aprobaría en las próximas horas la que tiene que ver con nuestras leyes contributivas, finiquitando así el proceso legislativo en caso de que no le introduzcan enmiendas a la versión aprobada en la madrugada de ayer en la Cámara. En el caso de la llamada reforma de salud, hoy entra en vigor el plan Vital, un cambio al modelo engendrado por el padre del gobernador incumbente. Ambas “reformas” enfrentan problemas y están cuestionadas.
Ayer en mi programa de radio, le preguntaba a la presidenta del Colegio de CPA si, a lo que aprobó ayer la Cámara, se la podía llamar reforma. La contestación de Cecilia Colón fue contundente. Dijo que son cambios al Código Contributivo. Clara su respuesta.
La llamada reforma contributiva se presentó en mayo pasado por el gobernador para que se aprobara en la pasada sesión legislativa. Como apoyo fiscal a esta, se presentó el nuevo Código de Incentivos. Lo que se está aprobando, además de tarde, según el calendario que se había impuesto La Fortaleza, está lejos de ser lo que Rosselló propuso, y como apoyo fiscal, la eliminación de incentivos no figura en el panorama. En cambio, resurgieron las tragamonedas y sus cabilderos como salvación.
El impuesto a las transacciones entre negocios (B2B) no se elimina y la reducción dramática que se prometió al IVU para los alimentos preparados no se concretó. La Cámara aprobó la reforma al filo de las tres de la madrugada de ayer, en medio de amagos de tranques, y el Senado se apresta a terminar el proceso esta tarde.
En cuanto a los cambios en el sistema de salud, se supone que con el plan Vital, desde hoy los beneficiarios del plan público tengan un nuevo modelo, probablemente nuevas aseguradoras y proveedores de servicios distintos. El nuevo plan dispone que Puerto Rico será una región única y que habrá un período que concluirá a finales de enero de 2019 para que los ciudadanos seleccionen su aseguradora preferida. Sin embargo, el nuevo plan, hasta ayer, no tenía todos los hospitales o proveedores de salud contratados. Tampoco estaba seguro su financiamiento ante un acuerdo inconcluso con el Gobierno federal.
Ambos temas debieron tener en las pasadas horas un análisis con detenimiento y, si era necesario, posponerlos hasta que estuvieran maduros para aprobarse o ejecutarse. La gente tiene expectativas de reformas reales y, como tal, tienen que ser trabajadas.