Antes, la receta común cuando sentíamos fatiga era descansar. Hoy día, esa receta no es tan accesible, pues es “difícil” encontrar cuándo y cómo lograrlo. Vivimos sobrecargados de compromisos físicos, emocionales y económicos. Hacemos a nuestros hijos participar de actividades hasta el cansancio, cargándolos a ellos y a nosotros, olvidando que descansar es saludable. Incluso, decimos que sí a todo, creyendo que cuanto más hacemos, más productivos somos.
A esto se la añade otro tipo de cansancio. ¿Alguna vez has ido a comprar papel de inodoro, y sales con un carrito lleno de cosas que no sabías que necesitabas? ¿Sentiste tanto cansancio que necesitaste un café gigante y una siesta?
PUBLICIDAD
Así se manifiesta la “fatiga por decisión”. Requerimos tomar tantas microdecisiones diariamente que nos agota cognitivamente. Desde cuál es el mejor camino al trabajo para evitar tapón, seleccionar el momento para lograr aquello que requiere concentración, qué hacer con la persona que no contesta textos, correos electrónicos e incumple con lo que le corresponde, hasta dónde almorzar que sea más económico y brinde un buen servicio. Parecen decisiones insignificantes; sin embargo, minan nuestra energía y cansan el cerebro, afectando decisiones profesionales y personales de mayor envergadura.
Tenemos limitaciones de energía y resultan en la búsqueda de atajos. ¿El más obvio? No tomar decisiones, identificar excusas para prolongarlo o echar culpa. Estos mecanismos parecen efectivos para conservar energía mental, pero nos llevan a consecuencias significativas más adelante.
¿Qué podemos hacer —que no sea tomarnos tres cafés— para minimizar la fatiga? Enfocarnos en lo que requiere atención. Estemos presente. Elegir bien comienza con la elección de cómo elegir. ¿Quiero que me identifiquen como una persona sensata, meticulosa, o como alguien que toma decisiones a la ligera por salir del paso, siempre buscando atajos y culpables? Elegir cómo elegir promueve mayor ventaja competitiva y satisfacción en nuestros tres matrimonios: con nosotros, con nuestra familia/amigos y con nuestro trabajo.
Pensemos qué mejora nuestra creatividad, nuestro proceso de pensamiento y nos hace sentir en mejor estado de ánimo, simples y sin costo. Estudios clínicos recetan el compuesto milagroso de organizarse para evitar el agotamiento cerebral y hacer algo agradable 30 minutos al día, pues nos ayuda a perseguir metas y evitar distracciones. Trátalo y verás cómo el agotamiento se reduce significativamente.