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Opinión: San Juan, ciudad líder

Lea la opinión de Armando Valdés

La semana pasada, comencé una conversación sobre una nueva visión para San Juan. La llamé, San Juan, Ciudad Líder. Esta propone que San Juan debe recuperar su liderazgo como municipio en el que todo ciudadano pueda tener acceso a una calidad de vida de primer orden, y su sitial como el destino más competitivo para la inversión y la creación de empleos. Expliqué, además, que cinco elementos fundamentales e interconectados se tienen que atender con una visión integral para que San Juan compita en cuanto a calidad de vida con cualquier otro municipio en Puerto Rico, y con sus pares en el Caribe y Centroamérica: seguridad pública, salud, costo de vida, urbanismo y movilidad. Hoy amplío el primero de estos cinco elementos.

La seguridad pública de la capital es de suma importancia para atraer de vuelta a residentes y repoblar el municipio. La vinculación entre la seguridad de los ciudadanos y el crecimiento de las ciudades en las últimas tres décadas está ampliamente documentado. La violencia que arropó a Nueva York durante la década del setenta llevó a que perdiera más de 823,000 residentes en un plazo de diez años, según datos del censo federal realizado en el 1980. Aunque para 1990 había recuperado unos 251,000 residentes, no fue hasta finales de siglo XX que la población comienza un crecimiento vertiginoso que llevó a la ciudad a tener, para 2017, 8.6 millones de habitantes, una cifra históricamente alta. Este aumento poblacional tan dramático coincide con una reducción prolongada y sostenida en la actividad criminal en la ciudad, que se viene observando durante los pasados 28 años. Con todo y el crecimiento de la población, el número de asesinatos, que en 1990 ascendía a 2,245, se redujo para 2017 a menos de 300.

Atender el tema de la seguridad pública en San Juan es, por ende, un asunto que nos debe ocupar para comenzar a revertir la tendencia demográfica que ha provocado que el municipio pierda una quinta parte de su población en los últimos 15 años. Por supuesto, la seguridad pública no está exclusivamente en manos de la ciudad; tenemos que reconocer los roles diversos de las autoridades del Gobierno central, del federal y del municipal. Aún así, es mucho lo que se puede hacer desde el ayuntamiento. Por ello, propongo los siguientes puntos como parte de un plan de trabajo para mejorar la seguridad pública en nuestra capital.

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Una policía más inteligente – La utilización inteligente de la información y de nuevas tecnologías debe ser el punto de partida de un plan de seguridad integral para la capital. A menudo, incidentes que no resultan en daño a la propiedad o la persona, pero que sí configuran una tentativa de un delito, no acaban siendo reportados. La radicación de querellas tampoco se integra como parte de un sistema de información vital sobre el movimiento de la actividad delictiva. Todos estos datos deben integrarse para identificar patrones y prevenir delitos.

Una Policía más vinculada con la comunidad – Hay que reconocer que la manera en que  las autoridades de ley y orden se relacionan con el ciudadano es distinta según la comunidad. La desconfianza que esto genera es contraproducente. La Policía debe integrarse más cercanamente con cada comunidad para recobrar la confianza de todos los ciudadanos y prevenir abusos. A esos fines, propongo también la colocación de body cams, o cámaras integradas a los chalecos de los policías.

Alumbrado público y cámaras de seguridad – El problema del alumbrado público tiene que atenderse. Calles y parques sin alumbrado se convierten en focos de actividad delictiva. Propongo que San Juan llegue a un acuerdo con la Autoridad de Energía Eléctrica para manejar la sustitución y el mantenimiento de todo el alumbrado en la ciudad. Así acabaríamos también con las recriminaciones mutuas sobre qué jurisdicción tiene dicha responsabilidad. De igual forma, debemos instalar cámaras inteligentes que no requieran supervisión humana continua, pero que sepan identificar armas de fuego y otros indicadores de actividad delictiva.

Visión Cero – Comenzado en Suecia en 1997, el movimiento internacional de Visión Cero propone la modificación de las calles para hacerlas más seguras para los peatones, la reducción de los límites de velocidad en ciertas zonas urbanas, y otras medidas similares con la intención de reducir a cero las fatalidades y los accidentes serios que involucren vehículos de motor. Aunque a menudo no es visto como un tema central de seguridad ciudadana, los accidentes de tránsito en San Juan ocasionaron 24 muertes entre el 1.o de enero y el 31 de julio de este año, mientras los asesinatos durante el mismo periodo cobraron 83 vidas en la ciudad. No existe razón para tratar las primeras de forma distinta de las segundas, por lo cual, propongo que en San Juan se adopte este programa para llevar a cero las fatalidades de pasajeros y peatones, y a un mínimo las miles de lesiones severas ocasionadas por accidentes vehiculares.

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