Esta semana, al cerrar el período de radicación de candidaturas, el Partido Popular Democrático (PPD) informó que no hubo contendores para los cargos de presidente y las dos vicepresidencias de la colectividad. Así de malas están las cosas en el principal partido de oposición. Pero esto a nadie debe de sorprenderle; y es que ya es de todos sabido que, cuando se trata de trabajar, Puerto Rico no puede contar con el liderato del PPD, ni los propios populares pueden contar con ellos a menos que sea para la pachanga y la politiquería.
Ahora que les toca reorganizar dicho partido, poner en orden las finanzas de una colectividad derrotada en las urnas en 2016, fiscalizar al Gobierno de turno y proponer ideas que contribuyan a la reconstrucción de Puerto Rico, solo uno levantó la mano para tomar las riendas. Pero saben que, ese un o es representativo de que son los mismos. El PPD no ha aprendido ni ha cambiado. Siguen siendo comandados por los mismos que llevaron a Puerto Rico al momento más oscuro de la política puertorriqueña con un gobernador acusado a nivel federal de 29 cargos de corrupción.
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Y es que, en el más reciente proceso de reorganización de la cúpula del PPD, el presidente electo resultó ser nada más y nada menos que el senador Aníbal José Torres, quien fuera, en aquel entonces, secretario general del PPD y férreo defensor del gobernador acusado, Acevedo Vilá. Jossie, como le apodan sus compañeros, es muestra de que el PPD arrancó su presidencia demostrando que siguen viviendo al margen de la Justicia y que, en el PPD, la corrupción es cotidianidad. Cuestionado sobre el allanamiento de la Torre Municipal de San Juan por efectivos del FBI, el nuevo presidente del PPD achacó dicho operativo a que el FBI siempre quiere opacar y echar sombra sobre el PPD. Sin embargo, dichas expresiones no deben de sorprendernos, y es que la trayectoria del ahora Senador habla por si sola, sobre él y sobre el partido que hoy dirige.
Aníbal José Torres (Jossie) comenzó su carrera política en su pueblo natal Orocovis, en donde fue derrotado para la posición de alcalde en el año 2000. Luego, como premio de consolación, la entonces gobernadora Sila María Calderón lo nombró como director de la Oficina de Asuntos de la Juventud (OAJ), en donde ha quedado evidenciado que este se encargó de perseguir políticamente a los funcionarios que militaban en el PNP violando los estatutos antidiscrimen. A consecuencia de sus ejecutorias en OAJ, fue demandado el Gobierno de Puerto Rico y le costó al pueblo más de $400,000 mil dólares en los tribunales.
Como la persecución política y la corrupción gubernamental es premiada en el PPD, posteriormente Jossie fue nombrado en 2004 como secretario general de la Pava, convirtiéndose en la mano derecha del entonces candidato a la gobernación, Aníbal Acevedo Vilá. Durante su incumbencia como secretario general, fue el momento en que la corrupción alcanzó niveles no antes vistos en el PPD. Desde cajas fuertes con cientos de miles en efectivo que no se reportaban ante las autoridades, donativos ilegales, reportes fatulos, y hasta la utilización de ese dinero sucio para pagar viajes personales, trajes y hasta tarjetas de crédito de Aníbal Acevedo Vilá. De ahí fue la ATH ilegal del PPD conocida como la Tiendita Popular.
Como premio por el “trabajo” realizado como secretario general del PPD, Acevedo Vilá nombró a Jossie como Secretario de la Gobernación. Su paso por La Fortaleza fue igual de cuestionable que en sus anteriores posiciones. A Jossie se le vinculó en el escándalo de los terrenos del Corredor Ecológico del Noreste y en donde fueran beneficiados varios donantes importantes del PPD.
En 2006, el exgobernador Acevedo Vilá volvió a nombrar a Jossie como secretario general del PPD, ante la avalancha de información pública sobre los malos manejos de este último como secretario de la Gobernación. Hoy Jossie regresa a una posición de liderato en el PPD como su presidente en funciones. No creo que haya que ampliar mucho más. El lector pasará su propio juicio y, con esta breve reseña, se dará cuenta de que son los mismos, los mismos que le fallaron a Puerto Rico y ahora vienen por más.