En el periodismo, la memoria es sumamente importante. Recordar eventos e incluirlos en los escritos como antecedentes periodísticos es prevenir la memoria corta que sufren los pueblos. Como en nuestro bendito país todo se trivializa y se enmarca en la lucha partidista, se deben recordar los eventos y las malas decisiones de todos los involucrados sin dejar afuera a nadie. Nos acusan de parcializados cuando les recordamos los eventos que nos llevaron a la desgracia económica. Lo entiendo. Se hace difícil aceptar la verdad. Los periodistas no estamos para pasarle la mano al político y, mucho menos, esconder eventos que destruyeron los cimientos económicos del país. Cuando se descubre la verdad basada en investigación responsable, da escalofríos encontrarse de frente con la maldad y la falsedad de personajes que pensábamos que eran serios. Con el tiempo, el periodista se da cuenta de que no puede confiar ni en su sombra, para exagerar un poco el grado de desconfianza.
Los periodistas son los señores de la memoria cuando estudian la historia del país y recuerdan hechos fundamentales para explicar el contenido de su historia. Pero el periodista también puede olvidar sucesos. El problema radica cuando olvidan acontecimientos esenciales o cuando esa ignorancia ocasiona que el público no obtenga todos los elementos para poder ofrecer una opinión pública informada.
PUBLICIDAD
Esta semana, por ejemplo, hemos estado empapados hasta la saciedad del flamante juez Kavanaught, una de las noticias mas difundidas en las redes sociales, y magnífica para analizar, sobre todo en cuanto al mensaje y el lenguaje corporal. ¿Alguien ha hablado de las características que debe tener un juez para ejercer sus funciones? ¿Exhibió temperamento judicial? En Puerto Rico, hemos tenido audiencias públicas con personajes del Gobierno que han decido abandonar la nominación, o no los han confirmado, por eventos escandalosos. ¿Por qué no se han recordado esos episodios? No podemos convertirnos en los señores del olvido.
Otro caso memorable es el que se ha estado ventilando en el Tribunal Federal por el asesinato del empresario canadiense Adam Anhang. Es importante recordar los eventos y no ceñirse solamente a lo que dijo tal y cual en sala. Es importante recordarles a las personas que siguen el juicio quién fue Jonathan Román Rivera, quien injustamente fue señalado como culpable del crimen y más tarde puesto en libertad. Que tal si analizamos y entrevistamos a esas personas que colocan en tela de juicio las decisiones erradas en los tribunales del país y demuestran que no hay justicia. Imagínese usted estar en esa posición, conociendo que es inocente, que nunca estuvo en el lugar de los hechos, que por ser pobre y manchado por etiquetas y estereotipos lo acusaron y lo encontraron culpable. Esencial mencionar cómo se llegó al caso que se ventila hoy día y quiénes son los acusados. Faltan elementos cuando se menciona solamente a la viuda Áurea Vázquez Rijos como la única acusada . De hecho, es improcedente, impertinente y antiético colocarles etiquetas a las personas. No es necesario llamarla la viuda negra. Quien quiera que haya empezado con la difusión de ese error periodístico está a tiempo de llamarla por lo que es: una acusada.
Esta semana también observé a la exlegisladora Miriam Ramírez de Ferrer protestando con letrero en mano contra el gobernador Ricardo Rosselló. Es necesario explicar quién es ella y sus ejecutorias; incluso, mencionar su trayectoria política y qué dijo anteriormente del clan Rosselló para poder entender la noticia. Aquí el periodismo televisivo tendría las de ganar simplemente con rescatar la memoria política con archivos memorables. Pero dejan a un lado el momentum. En reportajes periodísticos televisivos es donde observamos más el error. Dirán que no hay tiempo, pero el que redacta sabe que, con una oración bien escrita, puede explicar cómo llegamos aquí. Es cuestión de sagacidad para seleccionar adecuadamente los acontecimientos que enmarcan el texto periodístico.
Como vemos, los periodistas tienen la responsabilidad de aportar a construir la memoria de la sociedad. Aunque el periodismo está asociado a los acontecimientos del presente, el pasado es fundamental como objeto de investigación. Los periodistas tenemos las herramientas para entregar historias de calidad y conectar con las nuevas generaciones.