Hace un año, un huracán devastador categoría 4 tocó tierra justo al sur del puerto de Yabucoa en Puerto Rico. El huracán María fue una tormenta de fuerza histórica que requirió, y obtuvo, una respuesta gubernamental coordinada histórica que continúa al día de hoy.
Mientras los vientos poderosos del huracán María azotaban a Puerto Rico, el personal de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y otros componentes de DHS ya estaban en la isla, al igual que en las Islas Vírgenes de EE. UU., listos para responder. En los días, semanas y meses que transcurrieron después del huracán María, el personal de FEMA, junto con otros colaboradores federales, permaneció en la isla para trabajar estrechamente con la comunidad a modo de lograr su recuperación.
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Inicialmente, su misión, sin duda la más grande en la historia de FEMA, se enfocó en la respuesta al desastre, ayudando inmediatamente a los sobrevivientes de la tormenta a recibir comida, agua y alojamiento. FEMA entregó más de 74 millones de litros de agua embotellada, 17 millones de galones de agua, 63 millones de comidas y 1,100 generadores eléctricos en Puerto Rico luego de la tormenta.
Aunque entró una cantidad sobreabundante de ayuda federal a la isla, María causó la muerte de muchos ciudadanos estadounidenses en Puerto Rico y desplazó a un sinnúmero más. Aún llevo en mi corazón a las familias de los que fallecieron, los sobrevivientes y sus familias. Continuaremos haciendo todo lo posible para subsanar sus cargas.
De hecho, hoy día, FEMA está en la isla, garantizando que los residentes de Puerto Rico puedan salir de esta crisis más resilientes que antes. La agencia está invirtiendo en el futuro de Puerto Rico, que incluye miles de millones de dólares en asistencia, y ha contratado a 1,900 empleados locales a fin de realizar los esfuerzos prolongados de la recuperación. Al momento, se han proporcionado más de $4,600 millones a Puerto Rico en proyectos de asistencia pública, que incluyen reparaciones a la infraestructura de la isla, como carreteras, puentes, la red eléctrica y asistencia individual.
La respuesta de FEMA en Puerto Rico por el huracán María no solo ha sido sin precedente en su alcance, sino también se realizó durante varios desastres catastróficos a través de nuestra nación: el huracán Harvey en Texas, el huracán Irma y María en las Islas Vírgenes de EE. UU. y Puerto Rico, y los incendios forestales en California.
La temporada de desastres de 2017 fue histórica y catastrófica. Hasta la fecha, se han proporcionado más de $20,000 millones en asistencia a personas para apoyar la recuperación tras Harvey, Irma, María y los incendios forestales. A modo de brindar una perspectiva más amplia, cabe notar que el año pasado FEMA respondió a 242 declaraciones, que incluyen por desastre, emergencia e incendios, y otorgó miles de millones de dólares más en asistencia por desastre a ciudadanos en 43 estados, tribus y territorios. En total, más de 14,000 empleados civiles, incluso más de 4,000 de la Fuerza de Capacidad Adicional de 32 agencias federales se destacaron en áreas afectadas por un desastre. Realmente, ha sido un año que se define por sus esfuerzos.
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Estoy increíblemente orgullosa del trabajo que hemos realizado y los esfuerzos que, al día de hoy, continúan. La respuesta a desastres es más efectiva cuando la maneja el estado, se ejecuta localmente y recibe apoyo federal. En su función de apoyo, DHS y FEMA permanecen comprometidos con ayudar a las personas antes, durante y después de que ocurre un desastre. Además, hoy día, estamos enfocados en ayudar a Puerto Rico y las Islas Vírgenes de EE. UU. a fortalecer sus capacidades de respuesta a emergencias y la resistencia de la infraestructura, a fin de estar preparados para catástrofes futuras.
Todos tenemos una función importante en la resiliencia luego de un desastre. Este es el Mes Nacional de Preparación y exhorto a los ciudadanos a ser proactivos en cuanto a su preparación personal y la de sus familias antes que ocurra un desastre. Es de suma importancia que trabajemos juntos a fin de crear una cultura de la preparación para lograr que nuestras comunidades sean resilientes.
Los desastres del año pasado fueron históricos, pero nuestra respuesta también fue histórica. En medio de estas crisis, los ciudadanos han demostrado una determinación, resiliencia y compasión extraordinaria. Y hoy nos encontramos aprendiendo de las lecciones del año pasado a modo de asegurarnos de que respondamos de manera más efectiva durante esta temporada de huracanes, incluso durante nuestra actual respuesta al huracán Florence, y en el futuro.
FEMA y sus colaboradores federales estaban en Puerto Rico antes de que el huracán María tocara tierra, apoyaron los esfuerzos de respuesta y permanecerán ahí por años apoyando los esfuerzos de recuperación del Gobierno y ayudando a las comunidades puertorriqueñas. Les agradezco por su dedicación y servicio a nuestra nación y por extenderles la mano a los que la necesitan.