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En los tiempos del canje

Lea la opinión de Rafael Lenín López

A 20 días del plazo que dio la Junta de Control Fiscal a la Legislatura para derogar la Ley 80 y a 23 para que acabe el año fiscal, hay muchas cosas en juego. Siempre ha sido así en las postrimerías del año fiscal, pero en esta ocasión caminamos todos en un escenario distinto o, como muchos dicen, estamos en un período especial como aquel que ocurrió en Cuba tras la caída de la Unión Soviética.   

Es típico de esta etapa de los procesos legislativos que ocurran negociaciones. Pero en los viejos tiempos de la normalidad, esos diálogos entre representantes, senadores y el gobernador se concentraban en proyectos distritales para complacer a grupos particulares de electores, mientras el Ejecutivo aprovechaba para adelantar sus compromisos programáticos. En estos tiempos, los temas son otros, son de mayor trascendencia.

Hace semanas, el gobernador negoció con la Junta Fiscal Federal la derogación de la Ley 80, que permite la indemnización de trabajadores despedidos sin justa causa en el sector privado, a cambio de mantener otros beneficios laborales y de aumentos presupuestarios a su oficina, las de los legisladores, las de Washington y más. Recordemos que el gobernador había propuesto una reforma laboral más dura a cambio de un aumento al salario mínimo, pero eso la Junta federal no se lo aceptó.  Ahora, la propuesta acordada entre Rosselló y la Junta no es bien vista por uno de los dos cuerpos legislativos. El Senado ha dicho que está dispuesto a aprobar la derogación del estatuto, pero de manera prospectiva. La Cámara está con La Fortaleza.  Si el Senado no se mueve más de lo que ya se ha movido en su posición, persistirá el tranque y ya la Junta ha dicho que se cancela el acuerdo.

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Pero como estamos en los tiempos de los canjes, ayer el representante Jorge Navarro, presidente de la comisión cameral que atiende el proyecto para derogar la Ley 80, sugirió que a los senadores del PNP se les convencerá desde La Fortaleza con asignaciones presupuestarias.  Ante esta clara insinuación,  Thomas Rivera Schatz le pidió a su compañero legislador que se callara la boca y que llevara al Departamento de Justicia cualquier evidencia que tuviera sobre irregularidades. Navarro contestó que no se callaría.

En el medio está el pueblo. Tal y como ocurre en los procesos de negociación en eventos violentos.  Hay un secuestrado, una potencial víctima fatal o un posible sobreviviente. En las próximas semanas conoceremos la suerte de ese secuestrado que está indefenso ante las decisiones de quienes tienen el poder para negociar. Y como en todos los secuestros, también están los que padecen del Síndrome de Estocolmo y comienzan a simpatizar con sus secuestradores. Vimos a algunos de esos ayer cuando repudiaban que un ciudadano reaccionara indignado al toparse con José Carrión en el aeropuerto de Nueva York.

Estamos en los tiempos del canje y hay que estar pendientes, mirar cada paso de los negociadores, porque se nos va la vida.

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