La maleta de herramientas del periodista se ha renovado y no está en ganga. Está costando muchísimo dinero y promete seguir aumentando su precio. Si se piensa a largo plazo, constituye una inversión tecnológica indispensable para trabajar hoy día. Su precio ha incrementado debido a los cambios que se están dando en los medios de comunicación y que han puesto a temblar todas las sillas, y se han eliminado puestos que antes se pensaba que eran indispensables. La realidad es que la tecnología está sustituyendo puestos y ya nadie es indispensable. El nuevo periodista necesita un conocimiento adicional en comunicación digital, edición e imágenes en movimiento. Ello implica adiestrarse en softwares o programas digitales sofisticados que permitan la llamada inmediatez en cada uno de los medios de comunicación para poder brindarle al público calidad digital y contenido vigente. Como las empresas quieren ahorrar dinero en sueldos, un trabajador de la comunicación tiene que llevar a cabo las tareas que antes hacían tres o cuatro empleados.
El periodista se ha convertido en un comunicador multimedia que, incluso, también ha cambiado el gusto de la audiencia. No podemos decir que ello es bueno o malo, porque depende de dónde usted se coloque, pero, indudablemente, el beneficio mayor del crecimiento tecnológico es que usted recibe la información noticiosa más rápido y se convierte también en vehículo comunicador. Además, el equipo técnico que se requiere para comunicar está al alcance de su bolsillo, literalmente. Simplemente, con un teléfono inteligente podemos grabar, editar y enviar una noticia. La calidad de estos dispositivos se mejora cada día debido a la competencia en el mercado y permite actualización al instante del suceso. Esas nuevas herramientas han permitido que el trabajo del periodista y del fotoperiodista sea distinto en términos de cómo contamos la noticia. El periodista y el fotoperiodista deberían aprovechar las nuevas tecnologías para mejorar la calidad de su trabajo. La generosidad de la brecha digital es que no tenemos que esperar por un medio de comunicación establecido por años para contar lo que está sucediendo en cualquier parte del mundo. Utilizando sabiamente las herramientas digitales podemos conocer, en menos de tres segundos, qué está pasando. En las herramientas digitales también debemos procurar seguir la ética periodística. De nada vale que la información que se cubra y se transmita no cumpla con el respeto a la dignidad de la víctima, la fiabilidad de fuentes de información, el contrastar y verificar datos. La responsabilidad social del periodista es vital para mantener la credibilidad informativa, por ello es importante que, antes de publicar, examine una y otra vez la pieza a transmitir. Aunque llevamos ya años en este proceso de análogo a digital, no podemos decir que ya somos expertos. Los estudios y análisis continúan y revelan ciertos datos interesantes. Sabemos que todo aquello que se transmita primero por las redes sociales llega más rápido a la audiencia, pero afecta la cantidad de público que flota a través del día y la tarde en los medios de comunicación masivos. Se plantea que, si ya se enteraron por las redes, no hay necesidad de volver a ver las noticias en los medios tradicionales. Obviamente, ese comportamiento hay que seguir observándolo. También podemos asegurar que ha incrementado el gusto por blogs digitales y podcasts, lo que, sin duda, transforma el periodismo. Es un desafío para el periodismo, pues tanto los blogs como los podcasts se sostienen a base de la credibilidad, y ello es lo que diferencia al periodista verdadero de las noticias falsas que inundan el espacio digital. También es una manera de plantear el valor de la independencia periodística, que constituye la herramienta más valiosa de trabajo. Si se fija, es reafirmar el compromiso de la prensa a la sociedad y su tarea de informar con verticalidad. El avance tecnológico no debe ser escollo para continuar laborando con verticalidad y ética.