Un refrán dice que el remedio es peor que la enfermedad. Así ocurrió esa tarde. Una vez se atravesaban las puertas de entrada, se veían muchas personas con indicaciones particulares de malestar. Caras de dolor, congestión y uno que otro estornudo o tos se escapaba mientras sentados esperaban su turno. Así era, la imagen en un hospital privado en San Juan. Y no es para menos, en medio del pico de casos de la temporada de influenza muchos prefieren acudir a uno para salir de dudas si presentan algún síntoma.
A casi nadie le gusta ir a los hospitales, ni a mi. Empero, las circunstancias obligaron a llegar hasta allí en horas de la tarde.
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El reloj marcaba las 6:00pm cuando me tomaron los signos vitales, pocos minutos después llamaron al registro . Para ver a la médico, a los pacientes los llamaban a viva voz mientras caía el sol, pero a eso de las 7:00pm dejaron de llamar personas, la mayoría con visibles síntomas de influenza. Cerca de las 8:30pm llegó un paciente en ambulancia. Pasadas las 9:00 de la noche, los pacientes -que esperaban desde antes de las 6:00- comenzaron a cuestionar por qué no llamaban a nadie. Sumaban los minutos y la respuesta por parte de uno de los empleados fue que “llegó una persona en ambulancia y están atendiéndola”, no obstante, se produjo silencio cuando se le increpó por la hora y media previo a la llegada de la ambulancia, en que ya habían dejado de llamar pacientes.
En medio de la larga espera alguien reclamó ver a un supervisor. El tiempo pasó y se volvió a solicitar la presencia del supervisor. Eran las 10:08 de la noche cuando el encargado apareció. Al atendernos, indicó que no recibirían más personas hasta las 11:00 de la noche porque, venía “un cambio de turno”. Esto, pese a que faltaban más de 45 minutos para terminar el turno de la médica.
Al cuestionarle por qué solo había una doctora, sostuvo que “siempre hemos operado con un médico en Emergencias”. Este no es el único hospital con la misma situación, ya que, mientras esperábamos, llamamos a varias instituciones hospitalarias y nos dijeron lo mismo: tenían un solo médico. De hecho, es a discreción de las administraciones de los hospitales privados la cantidad de médicos que asignan por área, incluida Sala de Emergencias. No obstante, en esta época en que las últimas dos semanas se presentaron sobre dos mil casos de influenza, mantener un médico no da abasto para las decenas de personas que llegan diariamente a cada hospital.
¿Qué criterios utilizan para que solo haya un médico en sala de emergencias? Esta pregunta cobra mayor relevancia en medio de una abrumadora cantidad de casos de influenza, en que expertos aseguran alcanzan niveles epidémicos.
Mientras tanto, en las cuatro paredes de esa sala de emergencias el supervisor nos decía que para los pacientes “no hay otra opción, solo esperar”.
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Sus palabras me recordaron un mensaje que leí hace mucho en el que establecía que “los pacientes ya la están pasando demasiado mal, como para no ser amable con ellos”.
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