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¡Que viva la tradición!

Lea la opinión del secretario de la Gobernación

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Hoy es víspera de Reyes… crece la ilusión. Niños y niñas, y también adultos, reafirman con certeza que lo ocurrido en aquel humilde rincón del poblado de Belén tiene relevancia en nuestros tiempos. Que podemos y debemos replicar el gesto de quienes reconocieron en el Niño Jesús al “Redentor de las almas”, como también lo llamó nuestro Amaury Veray en su famoso y hermoso “Villancico yaucano”.

Es por ello que el 6 de enero es un día especial en Puerto Rico, porque es momento de reconocer en la inocencia de nuestros niños y niñas la gran responsabilidad que tendrán en el futuro. Por lo que nos corresponde hoy construir un mejor mañana. La tradición dicta que esta noche llegan a nuestro archipiélago “los Tres Reyes Magos” y que lo hacen montados a caballo. Aun teniendo presente que llevaron al pesebre oro, incienso y mirra, en el quehacer cultural, nuestros artesanos han colocado en sus manos representaciones de lo que nuestra gente ofrecería al niño o niña, que es aquello que valoramos y que deseamos nos traigan los Reyes cada año, de manera que perduren nuestras más hermosas costumbres.

Así, mientras en algunos hogares y comunidades se mantienen vivas las “promesas”, en todo Puerto Rico hay pequeñines recogiendo hierba y colocando agua para recibir a Melchor, Gaspar y Baltasar en sus hogares. Algunos encuentran sus regalos al pie de sus camas o debajo del árbol; pero los también llamados Sabios del Oriente dejan una gran cantidad de obsequios en el Palacio de Santa Catalina, para que el gobernador de Puerto Rico y nuestra primera dama los hagan llegar a quienes más necesitan experimentar, nuevamente, en sus corazones, las más hermosas ilusiones y renovadas esperanzas.

Este año, el honorable Ricardo Rosselló Nevares y su esposa, Beatriz Isabel han coordinado que los juguetes que los Santos Reyes han dejado para los niños y niñas de Puerto Rico se repartan en los municipios de Aguada, Humacao, Manatí, Orocovis, Salinas y Guaynabo. Allí podrán llegar las familias de los diferentes pueblos aledaños para participar de la Gran Fiesta de Reyes que nos une como Pueblo en nuestras más ricas tradiciones. En ese mismo espíritu de alegría y unidad, debemos imitar a nuestros más pequeños y olvidar por unos momentos las dificultades que enfrentamos cada día.

Dejarnos contagiar de la sonrisa y la energía que irradian quienes abren sus regalos. Que este día conmemoremos una nueva epifanía, descubriendo que para que el nuevo año sea mejor que los anteriores solamente tenemos que cultivar los dones que ya se nos han regalado: la Paz en nuestros corazones, la Caridad para con nuestros hermanos y hermanas más necesitados, y el Amor por la tierra en que vivimos.

No dejemos nunca de seguir nuestra estrella. No nos detengamos ni distraigamos en nuestro camino a la meta. Escuchemos nuestra voz interior y, como quien cree tener nada, hagamos como Juan, el verdulero, y demos lo mejor de nosotros. Pongamos nuestro corazón en la reconstrucción de Puerto Rico, porque nuestra más rica tradición es la voluntad colectiva que hoy llaman resiliencia, y que yo, desde joven, reconozco como nuestra capacidad de abrir nuevos y mejores caminos.

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