Antes del huracán María se hablaba de forma natural que el día que nos tocara un fenómeno atmosférico categoría 5, no quedaría un poste del tendido eléctrico, ni torres de pie. También se reconocía que las plantas generadoras se afectarían grandemente, por lo que la isla estaría meses largos sin energía eléctrica.
María no fue categoría 5, pero se acercó. El sistema eléctrico se afectó como se esperaba. Esta semana se cumple tres meses del impacto del huracán y más de la mitad de la ciudadanía sigue sin el servicio de energía. Un análisis del Colegio de Ingenieros de Puerto Rico apunta a que el 44 % de las residencias, un 90 % de las industrias y el 75 % de los comercios grandes ya tienen el servicio. Señores, independientemente de que no se haya alcanzado, como era previsible, un 95 % de generación de electricidad para el viernes pasado, esos números son, para mí, alentadores. Con total honestidad, con lo destrozado que quedó el sistema, yo esperaba algo así para algún momento del primer trimestre del 2018.
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No obstante, me identifico y solidarizo con cualquier rincón que no tenga energía en la isla. Es un servicio indispensable, no se trata de mera comodidad. Hay personas mayores, niños y abonados en general que necesitan electricidad para mantenerse con vida. Sin embargo, entiendo se debe ser justo en el análisis, y según urge comprender la necesidad del pueblo, se debería también pensar en que todo funcionario público o privado destacado al restablecimiento del servicio, está dando la milla extra y pasando grandes sacrificios para que todos tengamos ese servicio vital.
Sí, estar 90, 100 o más días sin luz es algo terrible. Las protestas reclamando el restablecimiento de la energía en diversas comunidades se han convertido en la orden del día. Son cientos de miles lo que sienten que la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) se ha olvidado de sus comunidades y es totalmente entendible. No juzgo ese sentimiento. Sin embargo, si analizamos bien la situación, no creo sea el caso.
Todo el mundo está claro en cuán averiado quedó el sistema, de eso no hay duda. La isla tiene cerca de 1.5 millones de abonados en 78 municipios, y casi mil barrios. La cantidad de comunidades son miles más. Con este panorama analice, razonablemente.
¿Era real que el 100 % de los abonados tuvieran el servicio restablecido en 90 o días? Recordemos que antes del huracán todos entendíamos que con un fenómeno de esta magnitud la isla estaría a oscuras por largos meses. Por lo tanto, no quiero pensar que su respuesta sea “sí, pero para otros, no para mí”.
Si aceptamos que es irreal que el 100 %, o un número cercano tenga el servicio a esta fecha, pues obviamente debemos reconocer que son cientos de miles los que no tienen. Cada comunidad, cada barrio, cada pueblo tiene casos que urgen el restablecimiento del servicio, ya sea por enfermos, ancianos, niños, comercios, etc. Quedan dos semanas para culminar el año y, según el análisis del colegio de ingenieros, cerca de 900,000 residencias aún no tiene el servicio.
Si todos los que no tienen luz reclaman que le regresen el servicio en los próximos días por las razones antes expuestas, ¿cree usted que con las brigadas que hay, entre empleados de la AEE y de la empresa privada puedan devolverle el servicio a 900,000 residencias en 13 días (antes que culmine el 2017)?
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La composición del sistema eléctrico es sumamente complejo. Tomemos el caso de los necesitados por situaciones de salud. Todas las comunidades de la isla tienen personas enfermas. Todas las protestas que he visto reclaman en restablecimiento urgente porque en sus comunidades hay ancianos y enfermos. Como único se puede atender la urgencia de todas la comunidades con enfermos y ancianos es energizándolas ya, pero al mismo tiempo entendemos que no es posible energizar el 100% de las comunidades en una o dos semanas. Si eso es así, entonces el reclamo indirecto de una comunidad es que dejen de atender otra para que los atiendan a ellos. Recuerde que entendemos es imposible atender todas las comunidades al mismo tiempo.
Nuevamente, no menosprecio las necesidades de todas las comunidades, solo intento que comprendan la complejidad de tartar de resolver y atender todos los reclamos a la vez. Para dar celeridad a unas comunidades, hay que desatender otras, ¿y cómo decide usted qué comunidad se atiende primero cuando todas tienen las mismas necesidades, todas tienen ancianos, niños y enfermos? ¡No es fácil!
Tome el ejemplo de mi pueblo, Jayuya. Es uno de los que al día de hoy el 100% del pueblo no tiene nada de energía. Eso no quiere decir que no se ha hecho nada. Se dedicó un esfuerzo monumental de levantar torres y líneas desde el Lago Dos Bocas. Luego de todo el trabajo, no funcionó. ¿Cree usted que fue porque no les importa? No. Eso ocurre en todo. ¿No le falló a Apple el Face ID del Iphone X cuando lo presentaron al mundo? Así son estas cosas, todo puede fallar en un momento. En el caso de Jayuya ahora se hace un intento distinto para ver si en los próximos días pueden energizar algo.
Finalmente, como les digo, todas las comunidades tienen necesidades idénticas y no existe cosa como que una debe ser prioridad sobre otra, que es lo que muchos reclaman, probablemente sin entender la complejidad de la situación.