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Nuyorican Básquet: Deporte y Colonia

Columna de opinión del representante independentista Denis Márquez

Nuyorican Básquet

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Con posterioridad al paso del huracán María he visitado diversas comunidades en todo Puerto Rico. Como consecuencia, se han materializado las expresiones de desigualdad social que nos arropan: miles de personas sin agua o energía eléctrica; batallas para que se abran escuelas; apoyos a grupos vulnerables como los adultos mayores, en conclusión, un cuadro desolador de continua lucha.

El cine se ha convertido para muchos en un receso, en un breve detente a la cruda realidad, y cuando encuentras una buena película, es realmente un bálsamo, un rato de alegría y satisfacción. El más reciente ejemplo es Nuyorican Básquet, documental puertorriqueño de los cineastas Ricardo Olivero y Julio César Torres. El documental expone parte de la historia del baloncesto puertorriqueño a finales de los años setenta, la integración y la aportación a ese baloncesto de los hijos de la diáspora —los llamados nuyoricans— el debate de su integración al equipo nacional, su impacto en el baloncesto de Puerto Rico, la pasión por el baloncesto de miles de puertorriqueños y puertorriqueñas, la nostalgia del recuento, las biografías visuales de los grandes jugadores de la época con los cuales crecí viéndolos jugar en nuestro torneo nacional.

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Pero es, además, un proyecto fílmico que nos presenta el debate ideológico, la realidad colonial de la llamada soberanía deportiva como ejemplos de represión política en tiempos álgidos y dolorosos, y la confirmación del chantaje del Gobierno de esa época al equipo nacional.

Nuyorican Básquet es otro ejemplo del buen cine que se produce en Puerto Rico, como lo ha sido en tiempos recientes el documental 1950, de José Dávila Marichal y Margarita Aponte; el cortometraje Hasta que la celda nos separe, de los hermanos Mariana y Joserro Emmanuelli, premiado en Francia; la reciente película de Álvaro Aponte El silencio del viento, premiada en Argentina. Como estos, existen múltiples ejemplos de cine puertorriqueño de excelencia, que la mayoría del país desconoce ante la ausencia de nuestras producciones en las salas, provocada principalmente por el control y monopolio de una sola empresa en esa industria. En Puerto Rico no existe diversidad de alternativas para ir al cine. Es realmente una sola empresa quién decide qué, dónde y cuánto tiempo estará una producción en pantalla, además de obligar a los productores a contratos injustos. Son múltiples las complejidades de “hacer cine en Puerto Rico”, desde el financiamiento, la burocracia gubernamental, los costos de producción, los problemas de distribución y, como señaláramos, el control y monopolio de las salas de cine.

Por ello, es múltiple el triunfo de Nuyorican Básquet. Es un proyecto visualmente excelente, enriquecido con visuales históricos, de contenido variado, que derrota los prejuicios sobre los documentales en el cine porque no solo nos impacta a los “fiebrús” del baloncesto, sino a cualquier espectador.

He exhortado a mucha gente a ir a ver Nuyorican Básquet por múltiples razones: por mi pasión por el baloncesto, por revivir los Panamericanos, por cuestionar la represión y el colonialismo. Pero, además, porque en un país arropado por la desolación, la incompetencia del Gobierno y el pesimismo de la penumbra, hay gente que nos invita a todos a pensar, luchar, indignarnos, cuestionar, reconceptualizar, crecer, y a creer en nuevas posibilidades y en nuestro verdadero potencial de alcanzarlas. De eso también se trata Nuyorican Básquet.

 

 

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