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De camino a la “Fiesta”

Lea la columna de Marta Michelle Colón

Fiesta

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Para muchos, no ha sido un año fácil y quizás, tenemos esta idea de “soltar el golpe” del 2017, liberarnos y olvidar todas las malas experiencias durante la fiesta de Navidad del trabajo. Recomendación: No lo hagamos. El trabajo no es lugar para charlar sin restricciones o para expresar críticas en lugar de soluciones. Tampoco es ambiente para confesiones personales, expresiones de frustración o ideas sobre lo que haríamos con el negocio si estuviéramos a cargo.

“La fiesta” debe servir un momento para construir colaboraciones, encaminar posibilidades positivas, y evitar comportamientos que puedan causar deterioro en relaciones o en el ambiente de trabajo. Es necesario recordar que no importa donde es la fiesta, siempre es una extensión del lugar de trabajo.

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Aprovechemos la tan esperada fiesta, para “regalarnos” la oportunidad de “mirarnos por dentro”. El resultado ideal de este auto-análisis es asegurar que nuestras conductas eviten la crítica a todo lo que otros hacen, a valorar la oportunidad de trabajar (aunque no sea el trabajo ideal), a reconocer que otros pueden saber más que nosotros, aceptar que no siempre tenemos que hablar o tener la última palabra, entender que los “expertos” son aquellos que han estudiado los temas a la saciedad (no qué por leerse un libro o reportaje se convirtieron en expertos), a la importancia de la reciprocidad y a los beneficios extraordinarios de callar, para ganar.

De camino al 2018, y en un momento donde muchos celebran, mientras otros carecen, aprovechemos para agradecer el privilegio de tener un trabajo, de servir, y de reconocer conductas que impactan nuestro éxito individual y profesional.

Son nuestras conductas las que aumentarán posibles oportunidades profesionales y personales. Consideremos el impacto negativo que puede tener en nuestras vidas, si hablamos mal de otros, sin conocer a ciencia cierta lo que estamos diciendo; si decidimos “bebernos el Orinoco”, como si el fin del mundo viniera en camino y el alcohol fuese a desaparecer; si criticamos todos – desde el lugar de la fiesta, la hora y la comida; o si decidimos en la fiesta no hablar con nadie, porque a todos le identificamos un “pero”.

Aprovechemos la época y la “fiesta” para decidir cómo deseamos sea el 2018 – como podemos escuchar mejor, enfocarnos en lo positivo, y trabajar en colaboración – con nuestros clientes, nuestros compañeros de trabajo, y los que nos rodean. Después de todo – mientras más sabemos, más criticamos, más queremos reconocimiento individual – más solos nos vamos a quedar.

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