A diario muchos me comentan de su capacidad de comenzar mil cosas, pero nunca terminarlas. ¿Conoces a alguien así? El “síndrome de comenzar y no terminar” es bien común. Solo el 10 % de las personas se leen un libro hasta el final y el 92 % de nosotros no cumplimos las resoluciones de año nuevo.
El segundo día de comenzar algo, es cuando la mayoría de nosotros se da por vencido. Nos arropa el “síndrome de lo imperfecto”. Si la meta es hacer ejercicios, y el primer día corremos tres millas, pero el segundo día no podemos, esa imperfección nos guía a darnos por vencido.
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¿Qué podemos hacer para terminar lo comenzado?;
Dividir las metas – no hay necesidad de imponernos metas gigantescas. Necesitamos incorporar la metodología de “incompetencia estratégica” y decidir cómo dividirla por fases manejables y logrables.
Hacerlo divertido – dentro de la seriedad de terminar lo comenzado, necesitamos asegurarnos de no sentirnos miserable. Diversos estudios establecen que cuando nos divertimos el rendimiento y el éxito aumenta en un 46%.
Ignorar los obstáculos nobles – ¿tienes que hacer un trabajo, pero piensas que no puedes comenzar hasta tener electricidad o internet? Cuando peleamos con los obstáculos nobles, perdemos enfoque y tiempo. Encontremos soluciones simples para erradicar los obstáculos nobles.
Usar la data para medir el progreso e identificar soluciones, nos facilita el cumplimiento de las metas. Yo identifiqué una agenda que va conmigo a casi todos sitios (todavía no ha entrado al baño). Ella me permite medir donde estoy en mis metas, reconocer mis obstáculos e identificar el impacto de metas paralelas.
¿Sabes que hay enemigos que florecen el día antes de lograr las metas? Surge miedo sobre cuál es el próximo paso, posibles beneficios no terminar, o la posibilidad de no cumplir con la expectativa de otros. No podemos tenerle miedo al “finish line”. Si surgen, necesitamos pelearlos, buscar apoyo para eliminarlos y más importante aún – preguntarnos honestamente que es mejor; añadir algo más al pote de “no terminado” o terminar para advenir nuevas metas. Empezar cosas es chévere, sin embargo, el éxito emocional, físico o económico será mayor para los que lo terminan.