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Yo tenía una luz...

Es sumamente importante que los periodistas ejecuten sus herramientas de investigación en todo momento.

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Esa experiencia de recibir el servicio de energía eléctrica es comparable a lo que cada cual pueda asociar con la felicidad: desde un líquido frío hasta poder dormir un poco mejor. Sin embargo, qué mal me sentí al asomarme por la ventana y darme cuenta de que esa felicidad tendría poca duración. Doce horas después ya estaba en tinieblas otra vez. No debería quejarme, pero es que quiero contarle los diversos escenarios que he observado en nuestro país a raíz de la falta de energía.

Me sentí privilegiada al disfrutar del acondicionador de aire frío, pero luego pensé en cada uno de los escenarios de pobreza en los pueblos del centro de la isla. Temo de unas Navidades en tinieblas por la falta de electricidad sumado a la depresión rampante. La noche que llegó la electricidad no dormí colocando la casa en orden y lavando ropa.

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Me pregunté: ¿tendrá algo que ver que el servicio haya regresado luego de que el Gobierno rescindiera del contrato de los pescados blancos? Esa imagen sudorosa, mareado y agitado del director ejecutivo de la Autoridad de Energía Eléctrica, Ricardo Ramos, me venía a la mente una y otra vez. Pensé en las imágenes calculadas que se construyen y que perfeccionan los asesores y relacionistas profesionales. No, qué va… “No seas mal pensada”, me dije… si el hombre sudaba de verdad tal como todos nosotros. Fuera los malos pensamientos (o malicia periodística). Y en lo que la ropa se secaba pensé en la sagacidad de los investigadores periodistas del Washington Post que pudieron descubrir y escudriñar el contrato de los pescados blancos y el Gobierno. Quizá por eso sudaba Ramos.

Se acercaba la hora de la verdad. Ese entuerto, donde muchos picaron y ahora guardan el pico como las aves de rapiña, hace recordar que en esta vida todo se sabe. Sí, es cierto que los periodistas puertorriqueños debieron ser más maliciosos e indagar sobre el contrato de los pescados blancos y tomar la posición del Post, pero en honor a la verdad tenemos muchas limitaciones. Las limitaciones van desde el tiempo para investigar hasta los recursos. Sacar periodistas para investigar solamente es un asunto del pasado en los medios de comunicación de la isla. Destaco la labor del Centro de Periodismo Investigativo, que se une a periódicos como Metro para investigar asuntos y aportar con contenidos efectivos. En una situación tan catastrófica como esta, los contenidos periodísticos se están rigiendo por el día a día y eso es grave, porque se diluyen los asuntos importantes donde se esconde la corrupción.

Remotamente, el Washington Post pudo constatar que el pescado estaba podrido. Movió la opinión pública y a los inamovibles para crear ese ruido que se necesitaba. Las consecuencias legales las veremos más adelante.

 

Es sumamente importante que los periodistas ejecuten sus herramientas de investigación en todo momento. El día que visité a los agricultores del café constaté que los dejaron solos. Eso es material para investigación. Si hay una agencia federal y estatal a cargo, ¿por qué no les ha llegado la ayuda? Si yo llegué hasta el tope del monte, ¿por qué los engabanados no llegan? ¿Hacia dónde se han ido las ayudas federales? Como suele suceder en estos casos, se levantarán solos, con el sudor de su frente y con las manos curtidas.

 

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