Los superhéroes existen y, como explicaré en las próximas líneas, vuelan. Sepan que, mientras escribía unas primeras líneas para la columna de esta semana, pensé de inmediato, aunque tal vez con el mismo compromiso de vida que los “Avengers” y los integrantes de la “Justice League”, fue en nuestros rescatistas, policías, soldados, reservistas, bomberos, pilotos, enfermeros, médicos, voluntarios, mecánicos, transportistas y demás servidores públicos que han dado el todo, cuando más nuestro Puerto Rico les ha necesitado.
En mi serie de columnas “Abriendo caminos” verán que, de una u otra forma, he sido y seguiré siendo agradecido del esfuerzo que han realizado personas, individual y colectivamente, para levantar nuevamente nuestra Isla. Pero, deseo resaltar de forma especial, el trabajo de los miembros de la uniformada adscritos a la División de Fuerzas Unidas de Rápida Acción (FURA). De hecho, escribo estas palabras desde el hangar, preparándome para una misión de ayuda junto a ellos hacia Indiera Fría en Maricao. Representando a nuestro gobernador, me ha correspondido acompañarles en la noble faena de auxiliar a los más necesitados. Viajo con un equipo, a quienes hoy reitero mi respeto y admiración.
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Estos superhéroes no llevan capa, visten un “fly suite” azul. Su herramienta principal es el helicóptero y lo maniobran con la mejor destreza. Arriesgan sus vidas en cada vuelo. De todo lo anterior, he sido testigo. Quisiera mencionar sus nombres, pero el espacio no daría y sería injusto obviar alguno. En el último mes, han rescatado cientos de vidas, desde recién nacidos hasta envejecientes y encamados. Personas que desfallecían en el techo de sus casas viendo el agua crecer, vieron la mano de Dios obrar cuando uno de los helicópteros de FURA llegaba a sacarles. Decenas de comunidades aisladas por derrumbes y carreteras destrozadas recibieron su primera ayuda gracias al equipo de FURA. Aterrizaban en techos de casas, patios residenciales, cuencas de ríos, fincas, entre maleza y predios que, con honestidad, sólo expertos con un corazón tan valiente y noble se atreven a intentar acceder.
Junto a ellos hemos vivido momentos que nos sacan una sonrisa… pero también ha existido el llanto. Lágrimas en que se confunden la satisfacción del servir y el sentimiento de encontrar un panorama distinto en cada “misión”. No es fácil llegar a un lugar lejano y recibir el abrazo de quién solamente verbaliza un particular agradecimiento “por no olvidarse de nosotros”. La mayoría de las veces éramos los primeros en llegar. A muchos lugares llegamos, sin haberlo planificado, tras constatar desde el aire que no había paso por tierra.
Esos viajes sirvieron para reportar en redes sociales y prensa, las condiciones de la gente en lo que algunos acostumbran llamar “la isla”. Inclusive, una persona respondió a una foto de Facebook que era “el post” más hermoso que había visto en su vida, porque en una esquina de la imagen pudo ver a su padre y constatar que estaba con vida.
FURA llevó agua, alimentos, plantas eléctricas y medicamentos, pero lo más importante que transportaba era ESPERANZA. Vaya para cada componente de tan importante equipo, mi agradecimiento, el de nuestro gobernador Ricardo Rosselló y, sobretodo, el del Pueblo de Puerto Rico. Con superhéroes como los de FURA, y otros tantos, que hemos redescubierto en nuestro entorno, Puerto Rico se levanta.