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Columna de Julio Rivera Saniel: Nos levantaremos

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Domingo. Cuarto día después de la noche más larga de mi vida. Acababa de desayunar con mi esposa. Nos habíamos levantado a las 8:00 de la mañana, a tiempo para aprovechar el privilegio de la energía que nos llegaba de una planta eléctrica que se desconectaba a las 9 de la mañana como medida de precaución para extender la vida del combustible. Éramos afortunados, me decía. Ya no había agua.

La cisterna estaba seca;  hasta la última gota. Pero nuestra situación para nada se asemejaba al drama que se vivía a lo largo y ancho del país. Vidas perdidas, casas ahogadas por la inundación o destruidas por la furia de los vientos. Una verdadera tragedia que ya me había hecho asomar alguna lágrima. Pero ese, el cuarto día de la tragedia, lloré.

Con la señal intermitente de la Internet de mi teléfono celular, acababa de mirar un vídeo colgado en la cuenta de Instagram del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. En él, las imágenes de la tragedia se intercalaban con música emotiva. Y al escuchar su discurso, me parecía que Cuomo había dado en el clavo al describir al dedillo el espíritu de los puertorriqueños.

“A pesar de todo por lo que han pasado, su capacidad de recuperación es impresionante”, decía. Minutos antes, una foto publicada por el New York Times lo confirmaba. Tres niños en algún lugar del país y quizá sin una noción real del caos que les rodeaba, levantaban como podían, ramas y hojas. Como reclamando de vuelta el espacio que el viento amenazó con arrebatarles. Su hogar. Tal vez hamaqueado; incluso arrancado de raíz por las ráfagas en toda su furia. Pero allí , bajo los escombros, estaba la casa grande de todos. El hogar patrio. La tierra. La de todos y la que todos levantaremos.

Mi hija, que jugaba sobre un colchón en el suelo de la sala observaba, curiosa. Tampoco entendía lo que sucedía a su alrededor. Y mientras desayunábamos nos lanzaba una sonrisa hasta el otro lado del salón. El mensaje implícito de aquella estampa me llegó fuerte. A secar las lágrimas de la patria toda. El momento de la reconstrucción ha llegado. Por ella, la de esa sonrisa que me desarma. Por todos. Nos levantaremos más fuertes. De eso que a nadie le quepa duda.

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