Por: Denis Márquez
En unas horas presentaré al país una verdadera reforma de salud que haga justicia y esté centrada en los pacientes y ciudadanos ,y no en las cuentas bancarias de las aseguradoras. Compañías aseguradoras que, en su afán desmedido de lucro han olvidado —con el leniente aval de administraciones azules y rojas— que la salud es un derecho natural humano, fundamental en toda sociedad que se llame a sí misma civilizada. En este país se ha renegado por décadas de la responsabilidad intrínseca e indelegable de garantizar el acceso equitativo a un servicio de salud de calidad para todos los ciudadanos. Lograr mantener un óptimo nivel de salud es requisito esencial para maximizar la calidad de vida de todos los seres humanos y, para lograr ese objetivo, el sistema de provisión de servicios de salud debe ser guiado por un robusto principio de solidaridad humana que no le ponga precio a la vida como ocurre hoy.
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Para entender nuestra propuesta para un “Plan Nacional de Salud” —proposición impulsada en el PIP desde hace más de cuarenta años— hay que repasar el sistema actual. Un sistema de salud en el que la atención, gastos y recursos han estado dirigidos desproporcionadamente a la función reactiva y terapéutica en detrimento de la función proactiva y protectora, provocando un aumento sostenible en los gastos y costos. Un sistema de salud prácticamente inservible al que las aseguradoras arrebatan $1,152 millones anualmente y en el que, por y desde sus intereses, intervienen en la manera como se distribuyen los recursos en detrimento de los pacientes y proveedores de servicios. Un sistema de salud que permite también la interferencia indebida que altera las recomendaciones de los médicos sobre los medicamentos y tratamientos actuando bajo el único criterio de dólares y centavos. Es la receta para un sistema de salud injusto, insensible y al borde del colapso.
Una verdadera transformación requerirá, como proponemos, de un nuevo sistema de pagador único en el que se brinde una cubierta básica de servicios de salud a toda la población sin tomarse en consideración su situación laboral, nivel socioeconómico ni lugar de residencia en Puerto Rico. Las aseguradoras privadas no podrán competir con la cubierta de servicios incluidos en el Seguro Nacional de Salud y solo podrán ofrecer planes médicos por los servicios que no se incluyan en dicha cubierta básica.
Para lograr la autosustentabilidad bajo esta verdadera transformación de nuestro sistema de salud, estableceremos, entre otras cosas, una prima a pagar con las aportaciones de los patronos, empleados e individuos, que sustituirá las aportaciones que actualmente se destinan a los planes médicos privados para pagar servicios de salud, las aportaciones al Fondo del Seguro del Estado y la prima de la ACAA. Otros aspectos están incluidos; no los incluimos por razones de espacio.
Hoy, el país tendrá la oportunidad de examinar una propuesta a la que siempre le han cerrado el paso aquellos a quienes poco les importa la vida y salud de las personas. La transformación verdadera de nuestro sistema de salud es un ejemplo vivo de que las cosas no tienen que seguir siendo igual y, más aún, de que podemos reformarlas para el bienestar y la calidad de vida de muchos, y no para el rendimiento y dividendo de unos pocos.
Hoy presentamos nuestro Plan Nacional de Salud, que reconoce la salud como un derecho humano fundamental con un modelo mundialmente exitoso. Abramos la discusión al Proyecto 1253 de la Cámara.