Pasada la emergencia, el país se recupera de los efectos dejados por el huracán. Ahora nos toca dejar a las autoridades trabajar en la reparación de la infraestructura afectada y en la reapertura de las carreteras obstruídas. Ya mañana el país debe estar regresando a la cotidianidad, aunque será el lunes cuando el Gobierno reabra para los servicios ciudadanos.
Afortunadamente, Irma no nos impactó directamente. Contrario a las críticas que ahora puedan surgir, los modelos científicos y los meteorólogos proyectaron bien la trayectoria. Siempre se dijo que el huracán pasaría al norte de Puerto Rico, que no nos tocarían sus vientos más agresivos -a menos que bajara- y que sentiríamos ráfagas huracanadas peligrosas. Ciertamente la repetición hasta el último minuto de algunos comunicadores de que el huracán mantenía vientos de potencia catastrófica generó una alarma injustificada. Sin embargo, eso ayudó a que la ciudadanía se preparada para lo peor y hoy los daños no son los que temíamos.
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El Gobierno manejó bien la emergencia. El gobernador Ricardo Rosselló lució sosegado y en control, al igual que su equipo de trabajo. Eso es importantísimo en una situación como esta.
Ahora la atención está puesta sobre la recuperación del servicio eléctrico. Desde hace meses la oficialidad viene confirmando lo que por años ha advirtido la UTIER, que la infraestructura de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) está frágil. Una vez recuperado el servicio, debemos estar atentos para que esta coyuntura no sea una justificación desproporcionada para la privatización de la AEE.
Los periodistas y los medios de comunicación fueron de nuevo pieza fundamental para que la ciudadanía se mantuviera informada. Siempre hay espacio para mejorar y cada cual debe hacer su introspección. Esa evaluación debe tener como punto de partida el siempre recordar que nuestro trabajo tiene como norte atender las priodidades de la gente.
Finalizo, agradeciendo las muestras de preocupación tras el accidente que sufrí en medio de la emergencia. Tanto el compañero fotoperiodista Gadiel Lasalle como yo estamos bien. Fue un gran susto que pudo tener consecuencias peores. Nos llevamos esta experiencia como una enseñanza más de los riesgos de nuestro trabajo y las precauciones que debemos tener presentes siempre. Como dije ayer, se trató de una de esas imprudencias que exige esta profesión. Anoche pude regresar a mi casa y besar a mi familia, prometiéndoles que tendré más cuidado en el futuro.