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Se hunde

Lea la opinión de Julio Rivera Saniel

“Me siento abandonada porque el sistema de salud de Puerto Rico no me puede ayudar. Yo quiero terminar de estudiar. Pido que me den la mano, que me den la oportunidad, que alguien me escuche”. Con esas palabras y su voz entrecortada, Yahaira Vega Cancel, de 31 años, se siente maniatada. Recientemente se le ha diagnosticado una enfermedad cardíaca que podría terminar con su vida. Hace unos años habría podido encontrar tratamiento en Puerto Rico, pero ya no. Ya en la isla resulta imposible conseguir el tipo de especialista que podría tratarla. Así que no le queda más remedio que intentar buscar suerte en los Estados Unidos. La historia de Yahaira es mucho más común de lo que somos capaces de reconocer. Aunque ha pasado desapercibido, la doctora Marimerce Toledo, quien ha fungido como directora del Centro de Stroke del hospital Hima San Pablo, tuvo que abandonar el país. Y sus colegas están preocupados. Toledo dirigía el centro que hasta hace unos meses era el único en Puerto Rico y el Caribe con las certificaciones requeridas para atender un ataque cerebral, o stroke, con la premura y el personal necesario para evitar —en muchos casos— secuelas importantes en los pacientes. ¿Qué pasará ahora con su mudanza al estado de la Florida? Esa es la pregunta de muchos. Se trata de un panorama que no hace otra cosa si no asustar, sobre todo porque los números de esa “fuga” de especialistas no parecen detenerse.

Según números provistos por el Colegio de Médicos Cirujanos, unos cinco mil médicos han dejado la isla en los últimos 10 años. Solo en 2014 unos 365 médicos se fueron del país. El panorama empeoró de manera progresiva con 500 más en 2015 y cerca de 700 al finalizar 2016. Y aunque en la campaña electoral los candidatos se comprometieron a atender el problema, tal y como he abordado en columnas anteriores, las soluciones implementadas (como el establecimiento de un crédito contributivo a los galenos) pican fuera del hoyo. Es sencillo. Un crédito contributivo es excelente solo para quien trabaja. Pero ¿qué hacemos con los que no han sido contratados por las aseguradoras y, como consecuencia, no generan ingresos? En sus casos, el 0 por ciento de cero es cero, o lo que es lo mismo, no puede beneficiarse de un crédito por ingresos quien no genera ingresos. Pero, según los médicos, ¿qué ocasiona la fuga? La respuesta a esta pregunta es la misma que se repite casi invariablemente al intentar explicar cada uno de los problemas de nuestro sistema de salud: los planes médicos.

Según médicos con los que he conversado, y tal y como ha denunciado el propio Colegio de Médicos (CMCPR), las aseguradoras llevan a cabo un esquema de contratación en el que, según la organización que agrupa a los galenos, condiciona la contratación de nuevos médicos a que estos acepten una baja dramática en sus tarifas. Así, siempre según el CMCPR, las aseguradoras se ahorran una buena tajada del dinero que se les entrega para atender a los pacientes de la reforma de salud. Los “ahorros” de las aseguradoras parecen valerse, además, de servicios que les son ofrecidos por hospitales como el Centro Médico, y que luego no pagan haciéndose valer de juegos de palabras y trucos contables, tal y como ha denunciado una investigación de la Comisión de Salud de la Cámara de Representantes.

Y mientras las aseguradoras siguen engordando sus bolsillos con ganancias que llegan a los miles de millones de dólares anuales, nuestro sistema de salud colapsa, los médicos emigran y pacientes como Yahaira ven sus vidas en peligro debido a las condiciones creadas por esa misma crisis. Lo más dramático del caso es que a pesar de las denuncias constantes, de las investigaciones de organizaciones privadas o legislativas, los Gobiernos han fallado por más de 20 años en acabar con el mal de raíz. ¿Seguirá observando en una silenciosa complicidad mientras la salud del país se hace pedazos? A ver para cuando le metemos mano. ¿O es acaso que seguiremos mirando el barco mientras se hunde?

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