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El periodismo no está muerto

Lea la opinión de Mariliana Torres

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Más de 125 millones de horas de información atractivas dirigidas a públicos exigentes. Las puede ver en la comodidad de la casa y las puede acceder cuando quiera, pues las lleva en el bolsillo de su vestuario o la cartera. El crecimiento sin pausa de la televisión por suscripción tiene su secreto de éxito en la accesibilidad y la inmediatez. Golpe que desde finales de los 90 se hablaba, pero nadie parecía hacerle caso por la inversión millonaria que suponía ya la digitalización.

Ahora las televisoras tradicionales están que tiemblan, pues no solo Netflix le hace las finanzas papelillos. También las casas productoras que se están gestando para acompañar a la muy de moda Amazon tendrán ofertas de contenido insuperables. Competir con esos monstruos multimillonarios será muy difícil, pero a pesar de ello no representará, por el momento, el cierre total de la televisión tradicional. Siempre tendrá su público a menor escala. Digamos que quedan aún generaciones. Hasta cuándo soportará el presupuesto la televisora para competir eso es otra cosa.

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El golpe no solo es para los cimientos de la estructura televisiva, también lo es para los trabajadores que son sustituidos por máquinas, incluyendo los presentadores de televisión, sustituidos por hologramas, y para el talento que observa cómo los estudios de televisión ya no tienen producciones locales. Los libretistas son casi inexistentes y las comedias ya no dan risa. Casi todos los buenos actores y actrices han incursionado al mundo anglosajón en busca de oportunidades que no necesariamente vienen de Hollywood. Llegar a una de las casas productoras como Amazon y Netflix es su meta si quieren trabajar. Pero ¿en dónde quedan entonces los noticiarios televisivos? Se han hecho de la vista larga sin tomar en cuenta los contenidos nacientes, por lo que podrían estar expuestos al fracaso y a ser sustituidos por programas periodísticos retantes e inteligentes dirigidos a la investigación, que es la base del periodismo.

El periodismo no es una entrevista de chismes ni mucho menos repetir y copiar noticias generadas por otros medios que corroboraron e investigaron. El periodismo genera contenido basado en la investigación y corroboración de datos. Ya Netflix está comenzando a allanar el camino para iniciar retos periodísticos y cuestionar con documentales el estado actual del periodismo basado precisamente en la queja del público con gustos exigentes sedientos de información importante. El contenido lo están consumiendo rápidamente y con gusto. Por lo tanto, ha obligado a emporios televisivos a cambiar la manera de distribuir la información y añadir plataformas de forma integral que cumplan con las exigencias del público que gusta seleccionar contenidos. Es decir, llegar a todas las audiencias es el reto existente de las televisoras y esas audiencias incluyen a las millones de personas que prefieren Internet a la televisión tradicional. Los noveleros ya saben que su telenovela está disponible en Internet hace años, por lo que se está domesticando al público a que cruce a la banda.

En periodismo es lo mismo entrar a la plataforma y educarse con los contenidos de profundidad que se están ofreciendo. El reto siguen siendo los usuarios de las redes sociales en teléfonos móviles y cómo logran complacerlos sin adelantar demasiado del contenido pagado para no dañar la cadena de comercialización. Se ha observado que las personas que siguen periodistas por las redes sociales se quedan con ellos durante el día siguiendo las noticias en desarrollo.
De continuar ese apego, las televisoras tendrán que darles más recursos y valor a la inmediatez, a la noticia en directo por redes y crear plazas que dominen ese territorio especializado de la información que complace el gusto de la audiencia y no la de inversionistas que limitan la calidad de la información. Lo que se está vendiendo es calidad en el contenido, que es precisamente el grito de guerra de la audiencia harta de chismes y de cuerpos desmembrados en horas en que los niños deberían reír con muñequitos.

El periodismo no está muerto. Al contrario, se transforma y se adapta para generar una mejor difusión de noticias.

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