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Generación On demand

Lea la opinión de Rafael Lenín López

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Esta semana nos tocó a todos los padres y madres ese reality check anual  que ocurre en este periodo con el regreso a la escuela. “¡Qué grandes se han puesto!”. “¡Cómo pasa el tiempo!”. Esas son las expresiones más comunes en estos días. Ahora, gracias a Facebook y otras plataformas, esos episodios los compartimos en público y hasta tenemos la oportunidad de publicar fotos comparativas.  Y el que existan en esa plataforma fotos de nuestros hijos cuando eran pequeños nos dice también que nuestros niños nacieron y han crecido en un nuevo universo controlado por la “inteligencia” digital.

Otra frase clichosa de la paternidad surge cuando nuestros niños nacen. Se nos dice en ese momento dos cosas: “Apróvechalos que el tiempo pasa rápido” y “Paciencia, te enseñan de todo en la vida menos ser papá”.  Sonaban trilladas entonces, pero ahora retumban con fuerza en nuestras vidas.

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Ya mi Rafael Antonio cumple en las próximas semanas 11 años y comenzó su sexto grado de la escuela. La chiquilla de la casa, Lena Priscilla, entró al “pre-pre”, el preámbulo de su vida escolar formal.

Criar a los pequeños no es tarea fácil. No solamente por el ajetreo familiar diario, sino por todas las circunstancias que muy poco podemos controlar los padres. Y, como decía antes, el mundo digital que nos rodea está dictando gran parte de nuestra agenda en el hogar. Pero más allá de la obligación nuestra de estar pendientes del acceso que tienen nuestros niños a los dispositivos electrónicos, resulta impresionante ver cómo los más pequeñines vienen con un chip más actualizado. O como se diría en ese mundo, con el último upgrade.  Es impresionante cómo solo por unos pocos años de diferencia que se puedan llevar dos niños, hay reacciones marcadas con respecto a la tecnología.

A diferencia de Rafa, Lena asume que todas las pantallas son touch, al toque del dedo.  Espera acciones rápidas y sin mayores interferencias. A diferencia también del mayor de la casa, la chiquita asume que puede ver en la televisión lo que pida en cualquier momento. Esa es la cultura de Netflix y YouTube.

Los llamo la generación on demand. Ellos ya vienen con ese entorno aprendido y lo ven como parte de su cotidianidad. Los más grandes y más viejos, nos hemos contagiado a tal punto que así interactuamos en nuestra vida diaria y al momento de tomar decisiones colectivas para atender nuestros problemas sociales.

Criar a la generación on demand parecería complicado.  Pelear con lo inevitable y aislarlos del mundo no es la solución.  La estrategia tiene que ser criar con amor e inculcar el sentido de solidaridad. Estoy seguro de que ambos elementos amortiguan, en el proceso de crianza, el impacto de las amenazas que llegan con la velocidad de un rayo.

Empieza otro año escolar para todos, niños, jóvenes, maestros, padres, familiares y tutores. Criar y el proceso educativo no se lo podemos dejar a la escuela o al Estado. Lo tenemos que manejar todos, por el bien de todos, ahora y en el futuro.

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