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El próximo alcalde de Guaynabo será....

Lea la opinión de Rafael Lenín López

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Queda poco para que se escriba otra página en la historia política de Guaynabo, cuando este sábado sea elegido su próximo alcalde tras la renuncia de Héctor O’Neill. Se estima que, como tarde, los resultados definitorios se conozcan a eso de las 5:30 p. m. de ese día.

Aunque algunos pudieran tener la impresión de que la contienda ha sido una guerra a muerte, la realidad es que la campaña se ha caracterizado por las actuaciones muy cautelosas de sus protagonistas. Los equipos de los competidores han recurrido a terceros para realizar ataques o para demostrar poderío. Parecería ser que hay una puerta (o un techo cristalino) que ninguno de los candidatos quiere abrir, para evitar una masacre política en la que todos terminen siendo víctimas.

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Los ataques típicos de una campaña política han descansado, en este caso, en los golpes que se propinan desde cuentas anónimas en las redes sociales, con muy poca resonancia a nivel público. Los señalamientos menos duros los han hecho los portavoces de los candidatos o ellos mismos esporádicamente. Mientras, la fortaleza política de cada uno ha sido mostrada con endosos de figuras prominentes del PNP a los aspirantes, que pretenden proyectarse como encuentros casuales filtrados a la prensa sin declaraciones contundentes. Ayer ocurrió uno de esos en el encuentro “casual” del exgobernador Pedro Rosselló con el exrepresentante Ángel Pérez en una reconocida panadería guaynabeña.

Todo esto puede implicar una cosa, que la carrera no está tan definida y que ninguno de los grupos quiere indisponerse a tal grado con el otro que vea cerrada las puertas en una alcaldía con mucho presupuesto y poder político.

Es obvio que el gobernador Ricardo Rosselló está con Pérez. El planteamiento del exrepresentante de que es el candidato del pueblo y el otro, el de la maquinaria, es una exitosa ilusión para el electorado. De hecho, Pérez ha advertido que esta tarde, en su cierre de campaña, tendrá una visita importante y se rumora que es el propio gobernador.

Por su lado, Thomas Rivera Schatz está abiertamente con Ríos, haciendo una campaña pública que pareciera suya. Aunque otros tantos líderes han asumido postura, este sábado, Rosselló y Schatz miden fuerza también en lo que es un bastión histórico del PNP: Rosselló sabrá también si pudo recuperar ese terreno que perdió en la primaria con Pedro Pierluisi, quien apoya al senador Ríos. El resultado de esta contienda secundaria pudiera tener consecuencias en distintos frentes de la cosa pública, siendo una, en lo inmediato, el desarrollo de la presente sesión extraordinaria en la que el gobernador ha puesto en las manos de los legisladores medidas importantes de índole fiscal.

En estos últimos dos días de campaña, veremos a los candidatos caminando como lo han hecho, con cautela, para evitar un jaque mate para alguno de los dos. Cualquier error pudiera ser devastador. El sábado por la tarde se acabará todo y veremos si tendrán que recoger muchos pedazos rotos.

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