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Tolerancia soberanista

Lea la opinión de Alex Delgado

Hay situaciones políticas que, aún siendo parte de una controversia de primera plana en los medios, pasan por debajo del radar. Me refiero a la poca tolerancia de líderes políticos, específicamente algunos que se autodenominan como “soberanistas” dentro del Partido Popular Democrático (PPD). Irónicamente son esos líderes los que hablan de “tolerancia”, pero no se aplican lo que pregonan. Disparan a otros, pero cuando los balazos son dirigidos hacia ellos, de inmediato piden un détente y que los traten distinto a como ellos tratan a los demás. En los pasados días, dos de esos políticos fueron la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz y el representante Manuel Natal.

En el caso de la alcaldesa, de cara a la conmemoración del Estado Libre Asociado (ELA) y de la fundación del PPD, lanzó la siguiente advertencia: “Yo estoy hablando de quitarle el Partido Popular a quienes lo tienen secuestrado y se creen que es de ellos. Y sí, estoy hablando de la nueva aurora del Partido Popular y si para eso tenemos que romper con el estilo, romperemos”. La colectividad tiene un presidente, que en este momento es Héctor Ferrer, y unos cuerpos rectores. Mientras ella no hable con nombre y apellido, toda la directiva del PPD que pueda pensar distinto a ella, caen en la redada de los que tienen al partido secuestrado.

Las expresiones de la alcaldesa fueron públicas, no en una reunión interna de la junta de gobierno, el consejo general o en una llamada telefónica a Héctor Ferrer. Aunque lo niegue, no hay duda que Carmen Yulín Cruz intenta proyectarse como la líder del sector “soberanista”, pero el alcalde de San Germán, que es de esa ala en el PPD la paró en seco. “En la forma en que ellos se expresan, dan la impresión de que creen que son los dueños del soberanismo del Partido Popular Democrático y no es así. Siento un gran aprecio por ellos, pero no podemos permitir que ellos hablen a título nuestro, a nombre de todos nosotros….Me parece que las expresiones que está haciendo la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín, están fuera de lugar en un momento donde Héctor Ferrer está haciendo un gran esfuerzo para unir al partido”, afirmó Isidro Negrón en una estación radial.

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Cruz indicó en otro medio “La unidad no puede ser calladita te ves más bonita. Si el llamado es que estamos unidos, solo si todos pensamos igual, estamos trabajando desde una óptica de que el que no piensa como yo tiene que reservarse su opinión”. Con esta expresión, la alcaldesa defiende su derecho a meter latigazos a quien sea, de forma pública, ante el país y los medios.

No obstante, cuando el alcalde de San Germán le llama la atención a ella, públicamente, entonces a ella no le gusta y dice que pudo ser en privado: “Yo hubiese deseado que Isidro, que tiene mi teléfono, me llamara para discutir cualquier incomodidad”. Fíjese, cuando es ella la que dá latigazos, puede ser en público. Cuando es para recibirlos, no debe llamársele la atención en público.

Dentro de las expresiones de la alcaldesa, quien evidentemente intenta buscar una candidatura a la gobernación, se hizo evidente que lo menos que le preocupa es el futuro del PPD, y que solo vé a la colectividad como una herramienta para tener alguna posibilidad de triunfo. “Si dicen: Carmen Yulín, que te puede costar las elecciones, pues que me cueste las elecciones, que me cueste a mí las elecciones, que el juicio pase sobre mí”, dijo.

Para que el juicio pase estrictamente sobre ella, tendría que aspirar de manera independiente, pero si es bajo la pava, no le va costar solo a ella, como indica, le costaría a la colectividad. Por eso el partido, como organización, debe tomar esas palabras en consideración y estar conciente que, en el caso de la alcaldesa, ella se siente estar por encima del partido. Al parecer, el PPD puede ser sacrificable en su intento de llegar a la gobernación y debe aceptar la posibilidad de recibir un daño colateral poniendo una candidata que haría lo que entienda deba para convertir a Puerto Rico en un país independiente, pensamiento ideológico que es válido de su parte. No obstante, la verdad es que sin un aparato político, como el PPD, que la cargue, Carmen Yulín Cruz no tiene la más mínima posibilidad de acercarse a lograr ser gobernadora, y ella lo sabe. No es lo mismo San Juan con un discurso independentista, que pasar los peajes de Caguas y Buchanan con dicho discurso.

En el caso de Manuel Natal, al igual que la alcaldesa, es un político que disfruta atacar a otras figuras, pero en su caso su piel es muy finita. Contrario a la alcaldesa, e incluso a su propia compañera, Alexandra Lúgaro, lejos del político duro y sagaz, Natal es un personaje muy sensible que puede estallar en llanto con una presión boba, como le ocurrió con el senador Carmelo Ríos. Natal trata de disimularlo, pero la realidad es que no tiene mucha tolerancia a la crítica. Incluso, cuando se equivoca, no tiene la entereza, valentía y honestidad de aceptarlo. Lo digo por experiencia propia.

Hace unos días realizó una imputación de que la estación que dirijo, Noti Uno 630, había omitido una información en un tweet, por lo que realizó un ataque al medio. Cuando le evidencio que su imputación es incorrecta, entonces comienza a atacar con cosas que no tenían que ver con su error ni lo que había publicado. En el caso de Manuel Natal, y se lo dije directamente, su narcisismo político es comparable con el que tuvo en su momento Jorge De Castro Font durante su estadía en la legislatura, y en ese aspecto son de un pájaro las dos alas.

El pasado martes publicó: “Difícil de entender cómo una persona que cabildeó A Favor de imposición de Junta de Control celebra la Constitución que ayudó a ultrajar…”, aparentemente refiriéndose al ex gobernador Alejandro García Padilla. Tras recibir críticas por su comentario, expone “Mientras sigan atacando al mensajero y prefieren ignorar el mensaje, la historia les pasa por el lado…”.

En ese tweet, donde cuestiona los ataques al mensajero, algo que él hace, Natal parece dejar entrever no tiene mucho aguante a la crítica, aunque él crea que sí. Incluso, el mismo reclamo le hizo al alcalde de San Germán, Isidro Negrón, a quien solicitó no hable de él en los medios de comunicación.

Estos son solo dos muestras de los que hablan mucho de tolerancia, pero no parecen tener tanta, como la que piden o sugieren.

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