Hoy culmina un año fiscal cuya primera y segunda mitad reflejan grandes contrastes y dejan consigo, vistas de manera individual grandes lecciones sobre cuán importante es gobernar con nuestra gente verdaderamente presente en todas las decisiones que se toman, tanto en la Rama Ejecutiva como Legislativa. De igual forma, ha quedado meridianamente claro que hay que tener una ruta trazada, un plan claro, específico y dirigido hacia resultados. Es evidente que Helen Keller tenía razón “nuestra voluntad interior dirige nuestro destino”.
El Gobierno de Puerto Rico ha experimentado una transformación sin precedentes en momentos en que todos los pronósticos con que comenzó el año fiscal que termina hoy eran negativos. Hoy podemos decir que esta nueva administración ha logrado restablecer la confianza y credibilidad de nuestro pueblo en sus estructuras gubernamentales. Se presentó y aprobó legislación que nos coloca en una mejor posición para convertir cada reto que enfrentamos como consecuencia de las acciones y omisiones del pasado en una oportunidad de futuro. Inclusive, avalado nuestro plan fiscal por la Junta de Supervisión Fiscal, impuesta por la legislación federal conocida como PROMESA, preparamos, presentamos y aprobamos un presupuesto que, aun los integrantes de dicha entidad haber solicitado recientemente una serie de cambios o ajustes, informaron públicamente que este “refleja grandes avances para lograr la responsabilidad fiscal”.
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Y es que el nuevo gobierno se ha destacado por atender las apremiantes situaciones económicas que heredó de la pasada administración con seriedad y responsabilidad. Del mismo modo, se construye un nuevo Puerto Rico, en el que, por primera vez en décadas, contaremos con un presupuesto balanceado sin tomar préstamos y asumiendo la responsabilidad de pagarles a nuestros pensionados, pues la pasada administración quebró el fondo de retiro. Herramienta de trabajo que, teniendo en mente las futuras generaciones y protegiendo a los más vulnerables, estamos dispuestos a continuar reduciendo, siempre que no se vea afectada la política pública avalada por el pueblo, traducida a legislación de avanzada con la ayuda de nuestro equipo de legisladores y legisladoras e implantada por la misma administración que ha mantenido su norte: el bienestar general por medio de un desarrollo socioeconómico basado en las mejores prácticas y políticas administrativas. Por lo mismo, no vamos a ceder a propuestas de reducciones de jornada laboral ni despidos de empleados públicos, como tampoco eliminaremos el consabido, esperado y merecido bono de Navidad.
Sabemos que solamente quienes interesan promover el desasosiego dedican todos sus esfuerzos a crear incertidumbre. Pero nada ni nadie ha de desviar nuestra atención, mucho menos doblegar nuestro espíritu. Decía John B. O’Reilley que “la llave del éxito en la vida es el conocimiento del valor de las cosas” y este nuevo gobierno tiene sus prioridades claramente definidas. No solo vinimos a administrar la colonia, advinimos al gobierno a salir del atolladero en el que nos han sumido en el pasado. Llegamos para construir un nuevo Puerto Rico. Lo hemos demostrado en el segundo semestre del año fiscal que termina, y, en el que comienza, continuaremos trabajando por ti y los tuyos. ¡Todo por Puerto Rico!