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Asesinatos

Lea la opinión de Mariliana Torres

Asesinatos

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La crisis de la libertad de expresión en México también es nuestra crisis. Todos los días un periodista desaparece o el cuerpo descompuesto de un comunicador es hallado. Los testigos de los crímenes callan mientras el Gobierno niega y silencia. En cada ocasión que un cuerpo de un periodista es encontrado se golpea la libertad de expresión de los ciudadanos. Si se investiga algún asunto del bajo mundo, eres cadáver y si pruebas con documentos la corrupción gubernamental de repente desapareces. Cuando leo los informes de libertad de expresión en México, me horroriza el hecho de que nadie haya podido detener la situación, y en Puerto Rico nadie ha podido parar el robo del dinero del pueblo. Cuando reflexiono sobre la criminalidad y el ataque sin piedad a los periodistas en México, pienso cuán fragmentado esta el derecho de todos los ciudadanos no solo en ese país centroamericano. Puerto Rico también tiene serios problemas para poder comunicar la verdad. Las organizaciones que agrupan periodistas no han sido tan proactivas como por lo menos yo esperaría. La batuta la han tomado organizaciones externas que se dedican a la investigación, por ejemplo, el Centro de Periodismo Investigativo y Espacios Abiertos. Dichas organizaciones han recurrido a los tribunales para hacer valer el derecho de todos los ciudadanos de acceder a los documentos públicos. Lo que han logrado en pro de la libertad de prensa y expresión es para cada uno de los habitantes del planeta incluyendo aquello que ponen el pie para que no se descubra cómo han traicionado al pueblo. Indistintamente del entramado político, nuevamente observamos la escena repetirse. Perpleja aún no me debería sorprender, pero me da vergüenza que personas que se ganaron el respeto traicionen con manejos inadecuados. Cifras que no se pueden conciliar, contratos absurdos y luego todos se cobijan bajo la sombrilla de yo no fui, fue aquel. Ya veremos. Saldrán a la luz todos los documentos que se supone la Oficina del Contralor hubiera dado el visto bueno. Es cuestión de tiempo. La desfachatez una vez más nos dejará perplejos. Llegarán a acuerdos algunos de los implicados y los verán nuevamente firmando otros contratos y llenándose los bolsillos. Ese es el crimen de nosotros, comparable con lo que ocurre en México donde asesinan los que dicen la verdad y aquí los asesinan la vergüenza.

Un cuerpo calcinado a orillas de la carretera versus un contrato de miles a los correligionarios. Un cuerpo picado en pedazos dentro de un vehículo versus un archivo lleno de contratos maquillados, mientras en las escuelas los niños no tienen materiales escolares. Un cuerpo enterrado vivo con la boca tapada con cinta adhesiva versus un hoyo construido inmaculadamente lleno de dinero robado, mientras hay gente que no tiene ni un centavo para comer. ¿Cuál de esas premisas mencionadas es más abominable? Todas sin descartar ninguna porque gritan el profundo desprecio a la vida humana.

Esta semana fue identificado el cuerpo del periodista mexicano y director del canal de televisión 6 TV, Salvador Adame. Es el séptimo periodista asesinado en lo que va de año en México. Probablemente, mientras usted lee esta columna, hay decenas de periodistas mexicanos acechados o buscando la manera de abandonar su país para salvar a sus familias. Mientras tanto, en Puerto Rico, también decenas de familias empacan para buscar un mejor porvenir ante la escasez de oferta y dinero. Otros estarán firmando recortes y más recortes. Ideando negociaciones fatulas y cerrando contratos millonarios que guardarán en baúles. La vida humana es preciada y tener vergüenza enaltece. Han fallecido varios amigos periodistas que tuvieron la vergüenza de seguir adelante con sus investigaciones para que el pueblo pueda conocer la verdad de las ejecutorias de esos que no tienen vergüenza. La corrupción y la indiferencia están acabando con la libertad de prensa en México. En Puerto Rico, la corrupción y la indiferencia están acabando con la vergüenza.

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