Fuera del camino. Así pareció quedar el expresidente del Partido Popular Democrático (PPD), David Bernier, en una posible nueva aspiración a la gobernación para las elecciones del 2020, luego del escándalo revelado la semana pasada por la fiscalía federal, así como por el arresto del ex secretario del Depratamento de Recreación y Deportes, Ramón Orta, y el ex miembro del comité de campaña de Bernier, Miguel Sosa.
No acostumbro hacer esto con nadie, menos con políticos, pero creo justo expresar que David Bernier, por los años que lo conozco, es una persona honesta y honrada, que genuinamente aborrece los actos de corrupción y así lo demostró durante la pasada campaña. No recurrió a solicitar que le mostraran pruebas contundentes a la hora de requerir renuncias a personas mencionadas en posibles actos de corrupción.
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Fue, precisaemente su ex compañero de papeleta, Héctor Ferrer, quien puso el clavo en el ataud de una posible aspiración de Bernier en el 2020, al revelar que le advirtió al candidato a la gobernación en las pasadas elecciones, que Sosa no le parecía una buena persona. Es natural que en las campañas políticas haya guerrillas entre equipos de trabajo de distintos candidatos, e incluso en una misma campaña. Lo digo porque consta. El asunto es que aquí pasó de ser a un comentario en una posible guerrilla a algo real con el arresto de Sosa, y Bernier fue advertido. Por más que Bernier indique que no sabía de los movimientos de Sosa, lo que puede ser real, gran parte del pueblo le pondrá el signo de interrogación porque había sido advertido, y de cara a una campaña política en el 2020, eso sería un field day mediático. Habría que esperar el porceso judicial de los acusados y ver que más sale.
En el caso de Ferrer, le importó poco quedar como una persona capaz de hacer público una conversacion privada, si es que le sirve a sus intereses o metas. Ahora bien, eso podría poner a pensar a personas que tengan conversaciones con él, en el sentido que tendrían sumo cuidado, pensando que lo que hablen con él en privado pueda hacerse público, si la estrategia política lo amerita. En la política partidista es así. No existen lealtades, compañerismo, ni consideraciones, y me refiero a todo lo que es política partidista, tanto en el Partido Popular Democrático (PPD) como en el Partido Nuevo Progresista (PNP). Hoy usted está bien y lo saludan, lo abrazan y pregonan usted es un gran amigo. Si mañana está en el suelo, los propios suyos le dan la espalda, le patean y hasta lo niegan.
Luego de analizar ese suceso, también hay que decir que Héctor Ferrer es un guerrero, un político rudo, que no come cuentos. El que se enfrente a él tiene que saber jugar y aguantar. Dialogaba hace unos días con el compañero Ferdinand Pérez, y repasaba que, históricamente, es la segunda ocasión que Ferrer toma las riendas del partido en momentos críticos, luego de elecciones en las que el tema de la corrupción cargó el proceso electoral. Primero, tras las elecciones del 2008 con Aníbal Acevedo Vilá y el escándalo del financiamiento de campaña, los trajes de $5,000.00, entre otras controversias, y ahora, luego de las elecciones del 2016 con el tema de Anaudi Hernández, y otros.
No hay duda que Ferrer deseaba aspirar a la gobernación en el 2012, pero la figura de Alejandro García Padilla había hipnotizado al liderato popular y sus huestes. Ferrer no logró aspirar y su rostro, el día que que García Padilla anunció su aspiración, revelaba no compartía la alegría de los que aplaudían cuando el ex secretario del DACO realizó su pronunciamiento. Luego, durante el cuatrenio, estuvo a cuchillo de palo con García Padilla y su admisitración. Aspiró a comisionado residente y fue superado por menos de dos puntos de ventaja.
Tras volver a retomar la presidencia del PPD, en esta ocasión, Ferrer no permitirá que nadie se interponga en su camino, y el revelar una convesación priveda entre él y David Bernier, demuestra que hará lo que tenga que hacer para descarrilar a sus oponentes.
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¿Carmen Yulín Cruz? Aunque nadie debe subestimarla, a mi juicio, Oscar López se encargó, por el momento, de ella. Antes de la liberación del ex miembro de la organización terrorista Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), la alcaldesa desayunaba, almorzaba y cenaba el tema de Oscar. Éste salió de prisión y Cruz no lo soltaba ni en las cuestas. Luego de una encuesta en la que la alcaldesa perdía puntos de forma estrepitosa, abandon el tema del ex prisionero y nadie los ha vuelto a ver juntos públicamente. La autoproyección de la alcaldesa con el machete en la mano derecha y el puño izquierdo en alto no ha encontrado simpatía en las masas, y como buena política, ésta se encuentra en un proceso de enfriamiento.
Incluso, si los números no le favorecen en el futuro, por su discurso independentista radical, no dudo verla anunciando que los sanjuaneros le “han pedido” que se quede en la alcaldía y desistiendo de una aspiración a la gobernación, por lo menos para el 2020. No obstante, es muy temprano para ver cuán real pueda ser ese pronóstico especulativo. Lo cierto es que, Héctor Ferrer cedió en el 2012 y estoy seguro, que si fuerzas mayores no dictan lo contrario, como en todo, tendrán que derrotarlo en las urnas para despejar una aspiración oficial a la candidatura para el 2020. Anda con el cuchillo en la boca y lo usará con el que tenga que usarlo.