Ya culminó la huelga en la Universidad de Puerto Rico (UPR) y solo espero que todo se normalice lo más pronto posible, en beneficio de los estudiantes responsables que realmente desean estudiar. No obstante, es justo y necesario analizar lo que dejó el proceso a la institución académica y cómo los elementos externos que la empujan desaparecen una vez culmina la paralización del sistema académico, dejando solos a los estudiantes. Sí, se debe discutir eso para no repetir los errores en el futuro, y ese es el propósito de este escrito.
El que tenga dudas de que existen elementos externos que incitan y apoyan a un grupo de estudiantes en procesos como estos, pues también puede dudar de que la isla sea una colonia. Antes y durante la huelga vimos sindicatos, líderes obreros y organizaciones políticas colaborando y apoyando el cierre del sistema. Algunos entendían que con ese proceso realmente afectarían al gobierno del Partido Nuevo Progresista (PNP) y a la Junta de Supervisión Fiscal, desestabilizándolos al punto de ponerlos de rodillas con el asunto de los recortes, la auditoría de la deuda y otros. ¿Tiene dudas? Decía una hoja suelta de una organización socialista: “[…] la urgencia de aplicar métodos de luchas radicales que desemboquen en un proceso huelgario sin precedentes. El objetivo de esta huelga tiene que ser el poner en aprietos al gobierno del PNP frente a la JCF (Junta de Control Fiscal)”.
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Una vez los estudiantes decidieron terminar la paralización, esos que la incitaron desde afuera desaparecieron y dejaron a los estudiantes y empleados solos en el proceso más importante: abrir los portones y acondicionar los recintos. Para cerrar los portones aparecen muchos, pero para abrir y limpiar se “juyen como guinea”. De hecho, irónicamente, mientras esos salían corriendo, el Gobierno ofrecía ayuda para acelerar la recuperación.
Quienes únicamente perdieron fueron los estudiantes. La huelga era, supuestamente, para buscar “cero recortes” y para que se auditara la deuda del país. Luego de dos meses de paralización del sistema, los recortes van y la auditoría no se dio cuándo y cómo ellos exigieron. No hubo logros concretos, pero, si quieren adjudicarse uno, que tampoco tiene que ver con ellos, pero para que no sientan que toda la lucha fue causa perdida, vamos a concederle la renuncia de Héctor O’Neill, que lo metían en cuanta consigna había, aunque una cosa era una cosa y otra cosa era otra cosa. De hecho, O’Neill cayó el mismo día que cayó la huelga en el Recinto de Río Piedras. Casualidades.
La Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) respaldaba el cierre de portones, pero cobrando sus chequecitos. La Hermandad de Empleados Exentos No Docentes (HEEND) también decidió apoyarla no cruzando la línea de piquete. Sin embargo, el 26 de mayo, la administración de la UPR informó que, a partir de la nómina del 14 de junio (pasado mañana), suspendería el envío de cheques a profesores y empleados no docentes porque no se puede pagar por servicios no prestados. Tras el anuncio, en 12 días cayó la huelga del Recinto de Río Piedras, aunque otros cayeron antes. No puedo decir que ese anuncio fue el jaque mate de la huelga, pero no tengo duda de que, cuando los empleados y profesores comenzaran a sentir en sus bolsillos los efectos de la paralización, la huelga comenzaría a confrontar serios problemas. De hecho, la HEEND decretó el 7 de abril un voto de huelga “no inmediato”. Creo esa huelga se ha hecho sal y agua. Someter a la UPR a otra paralización acabaría de matarla. Si los estudiantes, con la simpatía que el pueblo les pueda tener, no lograr on nada, dudo que la HEEND sí pueda.
Regresando a la huelga estudiantil, fue una desorganizada, sin coordinación ni coherencia. Por un lado, se llegaba a unos acuerdos con unos y otros decían que no. Se levantaba el argumento del “voto democrático” para cerrar portones, pero, cuando el mismo voto democrático decidió en el Recinto de Carolina culminar la huelga (212 votos a favor y 12 en contra), un grupo se opuso y obstruyó la apertura de los portones. Eso pasa cuando se utiliza hipócritamente la palabra democracia. Los 12 votos secuestraron la decisión de los 212. ¿Es esa la juventud que se encargará de este país en el futuro? ¿De esa forma? ¿Lo imaginan? Por actitudes como esas perdieron el apoyo de la mayoría del pueblo.
Métodos radicales no tendrán el apoyo del pueblo y creo que las estrategias de los estudiantes deben cambiar sustancialmente, comenzando por no dejarse influenciar o envenenar la mente por elementos externos a la academia, porque, al final del camino, como ocurrió al culminar la huelga, los dejan solos con el semestre retrasado, la Universidad en probatoria y casi medio millón de dólares en costos de rehabilitación (solo del campus riopedrense). Los profesores y empleados nunca dejaron de cobrar; las organizaciones que los apoyaron tampoco se afectaron; el Gobierno y la Junta de Supervisión Fiscal siguen pa’lante… ¿Quiénes se afectaron? Solo los estudiantes.