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No al fraude contra Puerto Rico

Lea la opinión de Armando Valdés

El 11 de junio, los puertorriqueños y puertorriqueñas tenemos que tomar una decisión que nos definirá a cada uno. En juego está nuestro apego a los valores que atesoramos como pueblo. Nuestro país siempre ha rechazado el engaño, la trampa y la injusticia. El plebiscito no es otra cosa que un fraude contra Puerto Rico. Este domingo, cada uno de nosotros tiene que decidir si apoyará ese fraude o si lo rechazará.

No importa cómo se vote. Acudir a las urnas en esta ocasión, aunque se marque la papeleta por la independencia o el mal llamado actual estatus territorial es avalar un proceso que fue diseñado para producir un resultado artificial a favor de la estadidad. Por ello, el PNP ha insistido en exhortar aun a los que no creen en la anexión a votar en este proceso. Saben que sin la participación de la oposición —si solo acuden a votar un puñado de electores, todos bajo el triángulo— les será imposible vender este fraude en Washington.

Es por esa razón que el Partido Popular Democrático y todos los demás sectores políticos en el país, con la excepción del PNP, se han expresado en contra de este proceso. El boicot es desenmascarar el fraude contra Puerto Rico.

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Un fraude que se ensaña contra nuestra democracia, ya que legislaron un proceso excluyente en el que cientos de miles de estadolibristas no tenemos donde votar.

Un fraude contra el gobierno de Estados Unidos, que ya se expresó y rechazó tajantemente el plebiscito, restándole toda legitimidad. No nos podemos dejar engañar; el plebiscito no es vinculante. Tan es así que en un artículo reciente del periódico de la capital estadounidense, Politico, el Departamento de Justicia federal reaccionó a expresiones de Jenniffer González, Thomas Rivera Schatz y Ricardo Rosselló, en las que sugerían que la papeleta era consistente con la carta que enviara el segundo en mando de dicha agencia. El portavoz de Justicia expresó que “el Departamento no ha revisado ni aprobado el lenguaje actual de la papeleta, y cualquier sugerencia en sentido contrario es incorrecta”.

Y, por supuesto, el plebiscito es también un fraude contra un pueblo que sufre el embate de los recortes a servicios esenciales, del cierre de escuelas y del aumento en contribuciones. Ese pueblo rechaza que se malgasten más de siete millones de dólares en esta elección.

Exhorto a todos los puertorriqueños a que juntos rechacemos el fraude del plebiscito. No se trata meramente de quedarnos en nuestras casas. Se trata de detener el fraude que pretenden perpetrar con nuestros votos. Con la decisión individual de abstenernos, cada uno de nosotros se reafirma en unos valores básicos que nos unen como boricuas. Votar en el plebiscito, por cualquier alternativa, sería validar ese proceso. No votar es expresarnos a favor de la pulcritud, de la democracia y de la justicia. El 11 de junio nos abstendremos de votar para decirle basta ya del fraude a este gobierno.

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